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Ejerciendo el rol de candidato

El Sevilla llegó a orillas del Sardinero, observó, puso sus armas, fue lo que debía ser y venció sin problemas. Los de Nervión fueron lo que debían ser y ejercieron de lo que se les pide. 

el 22 mar 2012 / 22:33 h.

Coke, Medel y Navas felicitan a Del Moral tras el 0-3.

La batalla para ser representante español por Europa está en un momento crítico. Cuando acabe marzo, o lo más tardar a mediados de abril, habrán quedado decididos los equipos que optarán a pasearse por el continente. 

Y el Sevilla, pese a todos los tropiezos del complicado camino en el que se ha convertido la temporada, mantiene como puede la rueda de ese pelotón que debería liderar pero en el que lleva haciendo la goma desde hace meses. Eso se desprende de la actuación del equipo ayer en Santander. El Sevilla llegó a orillas del Sardinero, observó, puso sus armas, fue lo que debía ser y venció sin demasiados problemas. Los de Nervión fueron lo que debían ser y ejercieron de lo que se les pide.

Al contrario que en Gijón, los de Míchel salieron desde el minuto uno con el objetivo claro de que el partido ante uno de los conjuntos que ocupa los puestos de descenso debía ser coser y cantar para otro que, desde agosto, aspira a estar lo más arriba posible, siempre con el permiso de los grandes. El Sevilla demostró en los primeros minutos del encuentro esa intensidad que, cuando falta, tanto desespera a todos los estamentos del club, empezando por el presidente y acabando por el último aficionado.

Míchel se hartó de pedírsela al equipo para el partido que se perdió en El Molinón, Del Nido lanzó un globo sonda a recoger por sus profesionales que la grada del Sánchez Pizjuán convirtió en pitos para los señalados indirectamente por el presidente. Cerrando el círculo, el técnico madrileño recogió ayer el guante y dejó en el banquillo a Reyes y Rakitic, demostrando a sus pupilos que va en serio y castigará a quien sea preciso. El equipo entendió la reprimenda y, como grande y candidato que es, salió a comerse al pez pequeño desde el pitido inicial.

Ese hincha que teme cuando su equipo se enfrenta a un rival a priori inferior vivió, por fin, un partido plácido en el feudo de uno de estos que, jugándose la vida, son capaces de sorprender a cualquiera a base de casta. Ante estas salidas trampa, al Sevilla le puede bastar simplemente con ser casi tan intenso como el rival.

Parece sencillo, sobre todo viendo lo acontecido ayer, pero no es precisamente uno de los fuertes de la actual plantilla nervionense. Ahora toca Granada, otra plaza fácil sobre el papel pero en la que, sin actitud ni garra, no se pescará nada. No vuelvan a decepcionarlos.

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