Economía

El arroz, ecosistema de Doñana

Los arrozales de Isla Mayor, con 36.600 hectáreas que producen 325.000 toneladas anuales, constituyen un ejemplo de la agroindustria sostenible.

el 30 may 2010 / 18:03 h.

Los arrozales de Isla Mayor constituyen una buena despensa para las aves de Doñana, de ahí su valor medioambiental.
La compatibilidad de la producción agrícola con el respeto al medio ambiente no siempre es posible. El Parque Nacional de Doñana, sin embargo, es un ejemplo de convivencia entre ecosistemas agrarios y espacios naturales, donde coexisten cantidad de especies protegidas en equilibrio con la agroindustria arrocera. Así, en este año internacional de la Biodiversidad, cabe poner de relieve la competencia de los productos fitosanitarios con la agricultura sostenible, en concreto, la de este cereal.

 

Efectivamente, los campos de arroz de Isla Mayor constituyen un ejemplo que compagina "a la perfección" un espacio de gran valor medioambiental con un sistema socioeconómico que es la columna vertebral de esta población. De hecho, aquí se concentra el mayor área de cultivo de arroz de España, en concreto 36.600 hectáreas que producen 325.000 toneladas anuales, casi todas ellas bajo técnicas de producción integrada.

Una visita a los arrozales de Isla Mayor, organizada por la patronal europea de los fitosanitarios (ECPA, sus siglas en inglés) y su homóloga en España, la Asociación Empresarial de protección de las plantas (Aepla), mostró el "importante" papel socioeconómico, ecológico y cultural que el cultivo del arroz desempeña en el Bajo Guadalquivir. Así, expertos y medios de comunicación pudieron comprobar de la mano, entre otros, de Manuel Cano, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla, las vastas plantaciones en su fase de siembra en convivencia con numerosas aves y especies acuáticas autóctonas.

Según Manuel Cano, el 98% de la producción sevillana de arroz utiliza la técnica integrada, que aprovecha al máximo los recursos naturales y reduce el uso de fitosanitarios, "con un equipo técnico de 64 ingenieros que controla las parcelas, que se adaptan a una serie de normativas para preservar los hábitat o faunas salvajes". A su vez, Cano indicó que con estos parámetros se consigue producir más y que, por ejemplo, el rendimiento de la parcela, previo a la aplicación de las técnicas integradas, era de 7.500 kilos por hectárea, y en la actualidad está en torno a los 9.500 kilos

Por otro lado, el profesor de la Universidad Pablo de Olavide y sociólogo Víctor Muñoz, acompañó a los visitantes para explicarles los criterios sostenibles que proporcionan los arrozales, como "uno de los más potentes aliados del Parque Nacional". Al mismo tiempo, Muñoz Sánchez habló sobre la producción integrada, muy activa en este tipo de cultivo. Y es que, según el profesor, este sistema "ofrece un valor añadido a la producción arrocera", ya que además de la reducción del uso de pesticidas contaminantes, ofrece "la posibilidad al consumidor -cada vez más preocupado por la seguridad agroalimentaria- de valorarlo sobre otros sistemas más degradantes".

En este sentido, el sistema de producción integrada va en consonancia con las peticiones para la futura PAC, puesto que comparten el objetivo de "mejorar las condiciones sostenibles del desarrollo rural de zonas de especial protección medioambiental sin soslayar los niveles de desarrollo necesarios para evitar el despoblamiento", apuntó Muñoz Sánchez.

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