El Señor de la Salud de Los Gitanos. / Pepo Herrera El arzobispo de Sevilla lo tiene claro: las Reglas de una hermandad no pueden consagrar la prevalencia de una raza sobre las demás a la hora de ostentar un cargo tan simbólico y representativo como es el de hermano mayor de una cofradía. Preguntado ayer sobre la intención de la hermandad de Los Gitanos de perpetuar en la redacción de sus Reglas, negro sobre blanco, la histórica primacía de los hermanos de raza gitana a la hora de ostentar la vara dorada en esta corporación, Juan José Asenjo explicó que, «lo lógico sería que los payos, sin son admitidos, gocen de los mismos derechos que los gitanos». «Esta es una cuestión muy técnica y muy concreta en la que yo tengo mi opinión», advirtió el arzobispo reconociendo que el asunto se presta a múltiples interpretaciones jurídicas. No obstante, Asenjo manifestó su particular criterio: «Si es la hermandad de Los Gitanos, me parece hasta cierto punto lógico que el hermano mayor sea gitano, pero si a la hermandad pertenecen personas no gitanas, es decir payos, pues lo lógico sería que también estos payos, si son admitidos, gocen de los mismos derechos que los gitanos». El pronunciamiento del jefe de la Iglesia de Sevilla a este respecto no es baladí y se produce a colación del proyecto de reforma de reglas de la hermandad de Los Gitanos que será sometido a aprobación de los hermanos el próximo día 12 en cabildo general extreaordinario. Dicho proyecto, al que ha tenido acceso este periódico, establece en su artículo 122 que «por amor y deferencia a nuestros hermanos fundadores, respeto a nuestra costumbre, como reconocimiento a la importancia que el colectivo de hermanos gitanos ha tenido y tiene a lo largo de la historia de nuestra corporación, como medio de mantener el carácter que le es propio y la caracteriza, así como para el mejor desempeño de su fin de profundizar en la evangelización del colectivo gitano, el hermano mayor de la Hermandad deberá tener la condición de hermano gitano mientras sea posible», para a continuación precisar: «Se entenderá que es posible siempre que un hermano gitano reúna los avales necesarios para la presentación de su candidatura de conformidad con lo establecido en el artículo 125», en el que se exige que aporte el aval de un número de hermanos equivalente al menos al 3% del censo electoral. Con la coletilla de «mientras sea posible», esta reforma de Reglas, la primera que aborda la hermandad tras la promulgación de las Normas Diocesanas para Hermandades y Cofradías de diciembre de 1997, avanza en realidad hacia una «fórmula mixta» en la redacción de esta histórica prebenda de los hermanos de raza gitana sobre el resto, ya que las Reglas vigentes, aprobadas en 1986, dictaminan que «el cargo de hermano mayor lo ostentará siempre un hermano gitano», sin hacer referencia a otras posibilidades. Para el teniente de hermano mayor de la corporación, Carlos de Paz, «en este punto el proyecto de reforma de Reglas apuesta por una solución de consenso entre las diferentes sensibilidades, que permite conservar una tradición histórica de nuestra corporación desde sus orígenes fundacionales pero a su vez establece los mecanismos para que, llegado el caso, seamos los hermanos lo que determinemos de manera natural cuándo se dan las circunstancias adecuadas para que dicha tradición finalice». LA COMISIÓN DE REGLAS RECHAZÓ LAS ENMIENDAS La comisión de reforma de reglas desestimó las diversas enmiendas presentadas por los hermanos contra el controvertido articulado que consagra la prevalencia de los hermanos de raza gitana para ostentar elcargo de hermano mayor. Un total de 44 hermanos presentaron 77 enmiendas diferentes, aceptándose un «importante número» de ellas.