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El Betis echa agua al fuego de Pozuelo

el 28 mar 2012 / 19:04 h.

Pozuelo mira de reojo a Mel e Iriney en un entrenamiento.
Por si al Betis no lo acosaran ya suficientes problemas, uno más se ha unido a la lista en los últimos días. El protagonista es Pozuelo, que el pasado jueves no encajó demasiado bien el empate in extremis del Espanyol, originado en una pérdida de balón suya, y derivó su disgusto en un enfrentamiento verbal con el segundo técnico del conjunto verdiblanco, Roberto Ríos. Al día siguiente, el trianero fue devuelto por Pepe Mel a la disciplina del filial y desde entonces permanece allí mientras varios de sus compañeros suben a trabajar con el primer equipo y algunos incluso juegan en la Liga, véase el caso de Álex Martínez contra el Espanyol. Se achacó al principio a aquel fallo en la penúltima jornada del campeonato, pero no. La razón es esa especie de insubordinación a la que el club, con buen criterio, no quiere dar más relevancia de la necesaria y que sólo demuestra, una vez más, que Mel tiene mando en plaza, como no puede ser de otra manera tratándose del entrenador del Betis.

"Lo que ocurre dentro del vestuario se queda y se soluciona dentro del vestuario, pero los que han decidido que Pozuelo esté en el Betis B son los mismos que lo llevaron al primer equipo. Y recuerdo que este club pretende la formación integral de todos sus jugadores", alegó ayer el presidente de la entidad, Miguel Guillén, en Punto Radio. Adoptó el máximo mandatario una postura equilibrada, en defensa de los responsables del vestuario pero sin perjudicar a una promesa de la entidad. "Pozuelo es un gran chaval, es joven y necesita un tiempo de maduración. Está en el primer equipo y es difícil afrontar una situación así a su edad como una persona madura. Pero estamos seguros de que va a aportar muchas cosas al Betis", añadió el dirigente heliopolitano. "Es una decisión del cuerpo técnico y nosotros no intervenimos para nada. Ellos miran por el bien del club", sentenció.

Por parte de la plantilla también habló una voz más que autorizada, la de su capitán Iriney. "Si en mi casa mando yo o manda mi mujer y decimos lo que sea, hay que respetarlo. Y si lo dice el míster, hay que respetarlo. Si el míster lo ha hecho, es por algo, y si el jugador hoy no está, es por algo", afirmó el centrocampista verdiblanco en Radio Sevilla, donde además reivindicó la actitud de los profesionales hacia todos los chavales que van subiendo de los escalafones inferiores: "Este vestuario es demasiado bueno. Siempre intentamos quitar la presión a toda la gente joven para que tengan confianza. El trato es el mismo a quien viene a un entrenamiento que a quien ha jugado treinta partidos", expuso.

LOS HECHOS. El suceso que ha terminado con Pozuelo de vuelta a las órdenes de Risto Vidakovic se produjo el jueves por la noche. El atacante, que salió en la recta final del encuentro contra el Espanyol, perdió la pelota que originó el 1-1 final y ya en el campo se le vio muy cabizbajo de regreso al vestuario pese al intento de Santa Cruz para animarlo. Ya dentro, hizo su disgusto más visible y audible mientras los demás compañeros, abatidos, permanecían callados. El enfado fue a más y Pozuelo acabó criticando la forma de jugar del equipo, momento en el que Roberto Ríos decidió atajar la incómoda situación. Según la versión del entorno del canterano, Pozuelo sólo estaba enfadado consigo mismo y sólo saltó cuando uno de los veteranos le hizo algún comentario. El caso es que el trianero, que ya venía contando poco para Mel en las anteriores jornadas, estará castigado en el filial mientras el entrenador lo crea oportuno.

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