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El Fandi sorteó los elementos

El diestro granadino se llevó una oreja gracias a una entregada y animosa actuación que se vivió bajo un copioso chaparrón.

el 28 abr 2012 / 21:14 h.

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El Fandi da un derechazo rodilla en tierra a su primer toro.
PLAZA DE LA REAL MAESTRANZA
Ganado: Se lidiaron seis toros de Torrestrella, muy bien presentados. El primero fue codicioso y repetidor y tercero y cuarto tuvieron buena condición. También sirvió el sexto aunque el lote formado por segundo y quinto fueron muy a menos.
Matadores: Manuel Díaz El Cordobés, de tirita y oro, silencio y ovación.
Juan José Padilla, de negro y oro con remates en negro, ovación silencio.
David Fandila El Fandi, de pavo y oro, oreja y vuelta al ruedo tras petición insuficiente.
Incidencias: La plaza registró más de tres cuartos de entrada. Comenzó a llover al finalizar la lidia del segundo toro y no cesó en toda una tarde en la que también apretó el frío.

Se la esperaba desde el viernes y ayer, en pleno Sábado de Farolillos y con el llamado cartel mediático colgado en las paredes, no falló. Estaba amagando, asomándose por el 1 y el 3 siguiendo esa ruta inversa de Huelva que no suele pasar de largo. Padilla estaba finalizando su faena al segundo de la tarde y comenzó a llover: primero tímidamente; copiosamente después para poner chorreando a esa peculiar parroquia que suele llenar los tendidos en una fecha que ya anuncia que hay que ir haciendo el inventario de platos rotos.

Con o sin el agua que celebraban los labradores, el espectáculo se dio de pe a pa y además se envolvió de esa novelera emotividad que presta la lluvia a las suertes del toreo. Pero el que se llevó el gato al agua, nunca mejor dicho, fue el granadino Fandi, que ya había estado a punto de cortar una oreja en su primer compromiso en el abono y acudía a despedirse de la Feria de Abril con las pilas bien cargadas y dispuesto a agradar a un público que nada tiene que ver con el severo senado de días atrás.

No está de más recordar que El Fandi tuvo a favor un más que interesante lote del envío de Torrestrella, que volvió a mandar a la Maestranza una corrida magníficamente presentada y cargada de matices que certificó el buen momento por el que atraviesa esta vacada fundamental que ha vivido algunos años de ostracismo. Y reconociendo las bondades del ganado tampoco está de más recordar que el granadino volvió a brillar en lo que mejor domina: los palos, el sentido de la lidia y el manejo del capote.

Su primero, tercero de la tarde, fue un toro largo y algo escurrido que anunció cositas buenas desde que salió por la puerta de chiqueros. El granadino lo recibió con dos largas junto a las tablas del tendido 4, de las rayas para adentro, a las que siguieron un templado ramillete de verónicas y media verónica de rodillas. Comenzaba su puesta en escena, que prosiguió galleando por chicuelinas antes de tomar los palos. Con las banderillas en la mano brilló en un gran par de moviola que ya había empleado cuando Padilla le invitó a compartir el tercio en el segundo toro, llegando a ser eclipsado por el convidado. Fandi devolvió la cortesía al jerezano y juntos trenzaron un notable espectáculo trufado de recortes y adornos finales que salieron con natural y soncronizada sintonía. Y es que el toro de Torrestrella era bravo y seguía manteniendo un fondo importante.

En esos momentos el temporal apretaba fuerte y El Fandi inició la faena de rodillas dando inicio a un trasteo animoso y entregado que no siempre logró apurar toda la calidad del animal. Pero no hay que quitarle méritos: el gran esfuerzo derrochado bajo la lluvia agradó al público que pidió y consiguió esa oreja que el torero paseó más que feliz.Pero el todoterreno de la ciudad de la Alhambra aún podría haber cortado otra más del sexto, con la tarde definitivamente empapada en agua, gracias a una nueva demostración de entrega, variedad y espectáculo. Ese toro, que saltó al ruedo a galope tendido tuvo mejor principio que final aunque permitió que su matador le colocara un excelente primer par al cuarteo y finalizara el segundo tercio con ese desplante, parando al toro, que enerva a todo tipo de públicos. Con la muleta volvió a intentarlo todo sin desfallecer, con ánimo de agradar a una mojada parroquia que ésta vez no logró la concesión del trofeo después de una faena vivida y contemplada entre las rendijas de los paraguas.

Padilla repetía en la Feria de Abril después de su retorno en calidad de telonero del primer cartel estrella. Pero esta vez el jerezano sorteó el lote con menores posibilidades de lucimiento del variado envío de Torrestrella. Su primero no había tenido mal comienzo aunque se desinflaría a lo largo de la lidia. Ya le habíamos contado que compartió palos con El Fandi y aunque la ovación más atronadora se la llevó el granadino, Padilla colocó dos sensacionales pares de planteamiento y sabor más clásico que no desmerecieron en nada.
Con la muleta fue otro cantar. Rebrincadito y corto de viajes, la porfía de Padilla con ese toro no tuvo ningún rédito. Tampoco podría hacer nada con el quinto, al que debió comprobar su escaso motor para renunciar a poner las banderillas. Nadie se lo recriminó y lo que vino después le dio la razón: el toro se desinfló por completo en el último tercio aunque Padilla, que se fue a los terrenos más practicables de la Puerta del Despejo, pasó demasiado tiempo en la cara.

Dejemos para el final la penosa impresión que dejó El Cordobés, al que le venía grande a estas alturas una feria como la de Sevilla, un escenario como la Maestranza y un compromiso que, a pesar de su propia idiosincrasia mediática, necesitaba de otro tipo de planteamientos. Manuel Díaz se mostró absolutamente incapaz de meter mano al temperamental torrestrella que salió en primer lugar y no pasó de anodino y vulgar, amontonando pases sin ton ni son, con un cuarto que no tuvo mala condición. ¿Qué se le había perdido aquí?

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