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El G-8 exige el desbloqueo de Gaza y condena al régimen iraní

El grupo de los países más ricos se reinventa para competir con el G-20.

el 26 jun 2010 / 19:36 h.

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Obama, pasa junto a Van Rompuy, Cameron, Golding y Jonathan.

El G-8 concluyó ayer una nueva cumbre, en la que, además de los temas de seguridad, abordaron temas novedosos, como el clima o la ayuda al desarrollo, en un intento de ampliar su campo de actuación ante la creciente influencia del G-20
"Ésta es la cumbre en la que el G-8 se ha rediseñado", dijo el primer ministro canadiense Stephen Harper, al anunciar la clausura de la cumbre del grupo en Muskoka, en Canadá, a unos 200 kilómetros de Toronto. Harper se mostró orgulloso de la impronta que su país ha dejado en la cumbre, en la que puso sobre la mesa importantes asuntos hasta ahora poco comunes en la agenda del G-8, como la ayuda en desarrollo y la exigencia de transparencia y responsabilidad a los países más ricos.


La cumbre del G-8 concluyó apenas unas horas antes de que se iniciase la reunión del G-20 en Toronto, un grupo en el que están representadas las naciones en desarrollo y que cada vez está más consolidado como el principal foro de discusión de la economía global, en detrimento del club de los más ricos.


"Yo dudo seriamente de que el G-8 vaya a desaparecer", dijo Harper a preguntas de un periodista al cierre del cumbre, y puso como argumento que siempre será necesario contar con un foro formal y exclusivo de países con capacidad de movilizar recursos.


Esta nueva faceta del G-8 tuvo su cara más visible en la Iniciativa Muskoka, un compromiso adquirido por los países durante la cumbre para aportar 5.000 millones de dólares a mejorar la atención de las mujeres que dan a luz en el Tercer Mundo. Un dinero que, según el G-8, permitirá prevenir en cinco años la muerte de 1,3 millones de niños menores de cinco años y de 64.000 madres en el parto.
Los ocho países invitaron en esta ocasión a asistir a varios países africanos, con lo que quisieron compartir sus promesas de mayor solidaridad, así como con tres americanos, Colombia, Haití y Jamaica, con los que habló de la lucha contra las drogas y las organizaciones criminales.


En materia de lucha contra el cambio climático, el G-8 ofreció su "apoyo a las negociaciones en marcha dentro de la Convención Marco del Cambio Climático de la ONU" y solicitaron que los países en desarrollo reduzcan sus emisiones "un 80% para 2050".


Pese a esta faceta solidaria, el G-8 no dejó de lado los tradicionales asuntos de seguridad internacional, como las crisis con Irán y Corea del Norte, los avances democráticos de Afganistán y el bloqueo de Gaza por Israel. Así el grupo de los más ricos "lamentó" las muertes producidas por el ataque israelí contra la flotilla Libertad en Gaza el pasado 31 de mayo y dijo que el bloqueo actual del territorio "no es sostenible y debe ser modificado".


El G-8 mostró también su preocupación por la "continua falta de transparencia de Irán con respecto a sus actividades nucleares y su declarada intención de mantener y expandir el enriquecimiento de uranio", y pidió a los países que implementen las sanciones que ha aprobado la ONU. Con respecto a Corea del Norte, el G-8 dijo que "deploramos el ataque del 26 de marzo que causó el hundimiento del navío surcoreano ‘Cheonan'" y exigió que Pyongyang "que se retenga de cometer otro ataque".

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