El gran Belén de las figuritas vivientes

Guillena representó en su cabalgata viviente escenas cotidianas del nacimiento de Jesús

Representación de la anunciación a los pastores en Guillena. / F. J. D. Representación de la anunciación a los pastores en Guillena. / F. J. D. Llegada desde la mismísima Narnia, la Estrella de la Ilusión abrió la cabalgata de Reyes de Guillena, sonriente e inmóvil, acompañada por sus damas, dando inicio a un cortejo que despierta la admiración y arranca ovaciones de la inmensa cantidad de público. No venían exclusivamente a recoger caramelos, sino a disfrutar de la narración que la Biblia hace de la historia de Jesús y que los guilleneros interpretan de una forma inédita. Una historia que nadie narra, pero que más de 300 personas representan. Once versículos bíblicos congelados sobre plataformas de camiones a los que ponían fin unos muy generosos Reyes Magos. «¿Dónde guardan figuras tan grandes durante el año?», preguntaba una señora un poco confundida. Porque estas figuras no se guardan, sino que son las que pueblan día a día la vida de esta localidad de la Vega. «¿Pero son estatuas de verdad?», preguntaba un niño, asombrado ante lo que ve: la anunciación a los pastores, en la que dos ángeles situados a mucha altura dan gloria a Dios desde sus inmóviles posturas; ovejas y corderos que bien parecen tener aprendido su papel inmóvil en el Portal; unos adolescentes que recogen la pesca y sacan la barca del mar, con poca ropa y sin miedo al frío que, junto con la noche, está cayendo. Ana venía con sus hijos y nietos «porque es una cabalgata impresionante». Para María, que era la primera vez que acudía «se han quedado cortos explicándomelo. Esto es maravilloso y digno de ver». Tras este primer tramo llegó el jolgorio y la diversión. Dos carrozas infantiles hicieron de introducción a los Reyes que, desde las representaciones del cortijo El Gamonal, el Ayuntamiento y la antigua estación de tren, trajeron una lluvia de caramelos, juguetes y balones. Finalizado el desfile en el Ayuntamiento, se escenificó sin movimiento el nacimiento en la Parroquia, donde todo el pueblo pasó a adorar al Niño y que concluyó con la visita de los Reyes que, tras dejar sus regalos, acudieron a todas las casas a dejar suficiente ilusión para afrontar este nuevo año.

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