Algo más de 200 investigadores de una treintena de grupos de la Universidad de Sevilla y el Virgen del Rocío buscarán entre las cuatro paredes del IBIS soluciones a enfermedades como el cáncer, patologías infecciosas (caso del SIDA), trastornos neurodegenerativos (los temidos Parkinson y Alzhéimer), problemas respiratorios y algunos males cardiovasculares y genéticos, entre otros.
El Instituto de Biomedicina de Sevilla es fruto de la colaboración pública entre la Universidad de Sevilla, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Consejería de Salud, tres socios con garantías más que demostradas en el campo de la investigación.
El IBIS (cuya obra ha ejecutado la Unión Temporal de Empresas formada por Sando y Casa Márquez) supondrá un punto de inflexión en la biomedicina que se desarrolla en Sevilla. Con los mejores equipamientos (la inversión prevista en este capítulo por parte de las tres partes implicadas ronda los cuatro millones de euros), esta instalación es el primer paso del campus científico y sanitario que la Universidad de Sevilla ha diseñado en el entorno del Virgen del Rocío y que generará unas sinergias de alcalce "impredecible", resaltan fuentes académicas consultadas.
Ya está asegurada la presencia de la Facultad de Farmacia, que esta misma semana aprobaba el plan de necesidades (cuánto espacio demanda y cómo lo quiere distribuido) para mudarse de Reina Mercedes a un nuevo edificio junto al IBIS y el hospital. En marcha está también el traslado de Medicina al entorno (el centro estudia cómo "desplegarse" por los otros dos hospitales, el Macarena y el Valme, ya que cuenta con ellos para que sus estudiantes hagan las prácticas obligatorias). En estos dos casos, la Universidad tiene aún que cerrar con el Ayuntamiento las parcelas en las que irán ubicadas Farmacia y Medicina. Lo que sí es ya de la Hispalense es la antigua escuela de Enfermería del SAS, en la que entran todos los años 100 estudiantes.
