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El joven que mató a su padrastro se enfrenta a 10 años de internamiento

el 06 jun 2012 / 08:56 h.

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Le asestó varias puñaladas a su padrastro, después de que éste discutiera con su madre y le diera una bofetada, acabando con su vida. Luego, tras lavarse las manos y cambiarse la ropa, se sentó en el bloque de su casa a esperar que llegara la Policía Nacional. Ahora la Fiscalía le reclama diez años de cárcel por asesinato, aunque solicita que lo cumpla en un centro debido al trastorno psiquiátrico que sufre el acusado. Será juzgado a partir del 3 de julio ante un jurado popular en la Audiencia Provincial.

El crimen ocurrió la noche del 29 de abril de 2010 en el número 33 de la calle Mirlo, en Los Pajaritos. El joven, Francisco Javier B.C., convivía con su madre y la pareja de éste, de origen rumano y de 41 años, con el que “no mantenía buena relación”. La noche del crimen Paule Georgel Vulpe llegó a la vivienda sobre las 22 horas “en estado de embriaguez”, según el escrito de acusación del fiscal. La víctima mantuvo entonces una discusión con su pareja, “propinándole una bofetada”.

El acusado, que estaba en una habitación contigua jugando a la consola, “escuchó el incidente” y fue a preguntarle a su madre por lo que había ocurrido. Ésta le contestó que “no se metiera en su vida”.
Sin embargo, minutos después el joven fue a la cocina donde cogió “un cuchillo de 20 centímetros de hoja con el que se dirigió a la habitación donde se encontraba Paul”. La víctima estaba acostada “de lado” en la cama, cuando el procesado entró en el cuarto “con el firme propósito de acabar con su vida”. Francisco Javier le asestó “una primera puñalada en la espalda”, sin que la víctima tuviera “tiempo ni capacidad para reacción alguna”. La víctima se puso en pie e intentó defenderse con manotazos, pero “no pudo evitar que le lograra clavar el cuchillo en distintas zonas del cuerpo”.
Finalmente, Paul logró quitarse de encima al acusado dándole una patada y refugiarse en el dormitorio de su pareja, que intentó quitarle el cuchillo a su hijo éste desistió de la agresión y se marchó, mientras la víctima se recostó en la cama donde murió desangrado por las heridas.Mientras, el joven “se cambio de ropa y se lavó las manos”, tras lo que se quedó en la puerta de su casa “esperando la llegada de la Policía” a la que le confesó el crimen.

El fiscal considera los hechos como un delito de asesinato, aunque con los atenuantes de confesión y la eximente incompleta de alteración mental, ya que el acusado sufre “trastorno de personalidad con rasgos de tipo paranoide”. Asimismo, le reclama una indemnización de 36.282 euros para el padre del fallecido.

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