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El mal galerista (una retahíla de pesquisas)

Hay personas que sin tener ni idea, montan una galería de arte contemporáneo como el que monta una floristería o una tienda de zapatos. Les da igual el producto al que se dediquen con tal de poder presumir...

el 15 sep 2009 / 20:56 h.

Hay personas que sin tener ni idea, montan una galería de arte contemporáneo como el que monta una floristería o una tienda de zapatos. Les da igual el producto al que se dediquen con tal de poder presumir de modernos en las charlas de los bares. Son diletantes, sobrados de mal gusto, que se rodean de mediocres para así procurarse una supuesta pose intelectual. Gentes desconocedoras e inmodestas, con un ego de platino, que se toman muy en serio a ellos mismos y muy poco a los demás. Incluso muchos se autoproclaman artistas o comisarios para promocionarse sin pudor.

Lo único que debe poseer un buen galerista es criterio. Poco más. Bueno, también algo de intuición, sensibilidad y convicción. Ni siquiera tiene que tener un espacio concreto, un lugar físico, esa preocupación viene después, le debe bastar con su buen juicio y capacidad para transmitir ilusión. El problema de los malos gestores es que confunden el tocino con la velocidad, que no tienen la más remota noción. Sólo se preocupan de alardear. En todos sitios. Van de sabedores y no pasan de malos aficionados.

No se molestan en aprender ni en comprender el trabajo de los verdaderos creadores. Lo único que les interesa es poner un vistoso escaparate o un gran cartelón en la entrada. Ni siquiera tienen tiempo de leer o informarse porque siempre están pendientes del papeleo, de las ayudas y de los curiosos que entran por la puerta. Confunden a los preguntones con coleccionistas, a los jóvenes valores con atrevidos estrafalarios. Realmente, ni dominan nada, ni falta que les hace. No les interesa el contenido, sólo las formas. De hecho, son maestros en imitar los modos de aquellos que consideran distinguidos. Sus únicas inquietudes son aparentar conocimiento, buscar contactos políticos o institucionales y chupar -mientras puedan y dure- del bote.

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