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El milagro de ‘Carre’

La milagrosa curación de un armao de la Macarena, que despertó de un coma tras 12 días, abre la puerta a la canonización de Madre María de la Purísima en octubre de 2015 en el Vaticano

el 12 nov 2014 / 14:31 h.

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Despertó de una parada cardiorrespiratoria después de 12 días en coma. No podía haberse conjuntado una historia más bella para poner colofón a un proceso de canonización que la del armao Carre y el milagro de Madre María de la Purísima. A eso de las dos de la tarde de ayer las campanas de la casa madre de Santa Ángela de la Cruz repicaban incesantes de gozo. El postulador romano de la causa de canonización de la Beata Madre María de la Purísima, el capuchino Alfonso Ramírez Peralbo, informaba en el propio convento a la madre general de la Compañía, sor Reyes de María de la Cruz, que la Santa Sede había aprobado el milagro que se requiere para la culminación de la meteórica carrera hacia la santidad de la religiosa que fue durante 22 años sucesora de Sor Ángela. armao Francisco José Carretero Díez, anoche, tras conocer que el milagro obrado sobre su persona por Madre María de la Purísima le abre las puertas de la canonización. / Foto: J.L. Montero Apenas cinco años después de su beatificación en una multitudinaria ceremonia celebrada el 18 de septiembre de 2010 en el Estadio Olímpico de la Cartuja en presencia de la Esperanza Macarena, Madre María de la Purísima (Madrid, 1926- Sevilla, 1998) será canonizada en Roma por el Papa Francisco en octubre de 2015, coincidiendo con la clausura del Sínodo de la Familia, cuya «segunda parte» se celebra el año próximo. La curación milagrosa de Francisco José Carretero Díez, miembro de la Centuria Macarena conocido cariñosamente como Carre, se atribuye a la intercesión de la beata Madre María de la Purísima. Su caso trascendió a la opinión pública a raíz del aluvión de alusiones en las redes sociales intercediendo por su recuperación. Carre sufrió a la edad de 43 años una parada cardiorrespiratoria prolongada por espacio de doce días. Ese día se encontraba en el bar de un amigo en los Bermejales echando una mano tras la barra «por hacerle un favor» cuando se sintió indispuesto. «Yo no tenía ganas de ir. Padecía de arritmia y llevaba dos o tres días más raro que la mar», contaba anoche a este periódico el propio Carre. «Me sentí mal, me metieron en la cocina del bar y ya no recuerdo nada más. Cuando abrí los ojos, estaba en la UVI». Una pareja de novios que transitaba por el lugar –cuyas declaraciones han formado parte del proceso de canonización– le practicó los primeros auxilios para intentar reanimarle. Al llegar la ambulancia, fue intubado y trasladado al hospital Virgen Macarena, donde ingresó en estado vegetativo. «Durante esos días de coma profundo, sus compañeros de la Centuria y la propia hermandad de la Macarena, que tiene una gran vinculación con las Hermanas de la Cruz, colgaron en facebook y en twitter la oración litúrgica de Madre María de la Purísima, a cuya intercesión se encomendaron familiares y compañeros que rezaron sin parar esta oración a la Sierva de Dios», relata el postulador de la canonización. «En este caso está claro que ha habido una única intercesión, y no una invocación a todos los santos», refiere el capuchino Ramírez Peralbo. Cuando todo el mundo lo daba por «clínicamente muerto» y los médicos sopesaban si desenchufarlo de las máquinas que lo mantenían artificialmente con vida, Carre abrió los ojos. «Un médico se acercó a la cama y le pasó la mano por delante de los ojos. Carre siguió el gesto con la mirada. Luego le pellizcó y le habló y comprobó que también reaccionaba. Después de 12 días, había superado el shock». Su recuperación ha sido reconocida como milagrosa por el equipo médico que ha analizado el caso en Roma, en el que han intervenido los prestigiosos neurólogos Proietti, de la Policlínica Gemelli de Roma, y el doctor Gandolfini, de la Universidad del Sacro Cuore de Milán. Aunque con ciertas limitaciones en el habla y un ligero problema de movilidad, Francisco José Carretero Carre es hoy un hombre feliz. Vecino de Tomares, donde vive con su novia, Carre repite una y otra vez que, amén de la intercesión de Madre María de la Purísima, fue «la Virgen de la Esperanza» la que le sacó del coma. Da escalofríos oírle contar cómo vio en un trance a la Virgen de la Macarena. «Me metí en la Basílica llena de gente, Ella con un manto rojo y la saya blanca tal como la vi por última vez, y me dijo estas palabras: ¿Tú que haces aquí? Vuélvete que hasta los 75 años no tenemos que vernos». Aunque de paisano, y auxiliado por sus compañeros, Carre vivió la última Madrugá entre plumas blancas hasta la Cruz Verde. ¿No existen los milagros?

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