Cultura

El Museo de Bellas Artes se reencuentra con su pasado

El Bellas Artes ofrece desde el pasado 28 de octubre hasta el próximo 18 de enero, dentro de su ciclo La obra invitada, el lienzo La visita del Conde Ybarra y su familia al Museo de Bellas Artes de Sevilla, un cuadro que permite profundizar en la historia de la pinacoteca hispalense. Foto: Antonio Acedo

el 15 sep 2009 / 20:06 h.

El Bellas Artes ofrece desde el pasado 28 de octubre hasta el próximo 18 de enero, dentro de su ciclo La obra invitada, el lienzo La visita del Conde Ybarra y su familia al Museo de Bellas Artes de Sevilla, un cuadro que permite profundizar en la historia de la pinacoteca hispalense.

Esta obra de Francisco de Paula Escribano, procedente de la colección de arte de la Fundación Cajasol, patrocinador del ciclo, guarda una estrecha relación con las colecciones y la historia de la institución hispalense. Aunque lleva expuesto desde el pasado mes de octubre en la sala XIII del museo, no ha sido hasta este jueves cuando este cuadro, que representa la esencia social y cultural de la Sevilla del 1800, ha sido presentado a la prensa.

El delegado provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Bernardo Bueno, el director de la pinacoteca, Antonio Álvarez, y el director gerente de la Fundación Fernando Vega, explicaron en la presentación que la Visita del Conde Ybarra y su familia al Museo de Bellas Artes de Sevilla es considerada como la mejor obra de la producción de Francisco de Paula Escribano.

Este sevillano, nacido en 1820, pronto demostró su talento en la Escuela de Tres Nobles Artes de su ciudad donde transcurrió su formación. Pintor característico del panorama romántico sevillano, encontró en la temática religiosa e histórica una cómoda línea de trabajo, aunque no se han documentado obras concretas. En su pintura demostró un discreto talento en el género del retrato, de los que se conservan algunos ejemplos de mediana calidad como los del Conde de Ibarra, en el Ayuntamiento hispalense, el de Pío X en el Palacio Arzobispal de la misma ciudad, o el de José Mendoza de los Ríos, en la Biblioteca Colombina.

Este pintor logra, en el lienzo que ahora se exhibe en el Bellas Artes, aglutinar la esencia social y cultural de la Sevilla del 1800. En concreto, el cuadro presenta, aunque con ciertas licencias arquitectónicas, la instalación del entonces salón principal del museo, llamado también de Murillo. A pesar de tratarse de una idealización museográfica y de no coincidir plenamente con los contenidos de la pinacoteca en aquellos tiempos, no cabe duda que se trata de un magistral reflejo de cómo se distribuía esta institución cultural sevillana, además de ser un compendio de la sociedad hispalense de mediados del XIX.

Paula Escribano recoge en su pintura la disposición que dicho museo poseía en aquel entonces, y que Amador de los Ríos describía en su obra Sevilla Pintoresca como un edificio de cinco grandes salones, gracias a los cuales, la ciudad de Sevilla fue testigo privilegiado del cambio cultural y social impuesto por el proceso desamortizador.

Bernardo Bueno y el director del museo destacaron que esta obra ofrece una magnífica oportunidad de profundizar en el pasado de una institución y avanzaron que negocian la posibilidad de exponerla durante más tiempo en el museo. Además, recordaron que en estos momentos, el Bellas Artes asiste a un debate fundamental sobre su futuro, el referente a su ampliación. A este respecto, el delegado de Cultura señaló que no hay novedades sobre este proyecto, ya que de momento el Ministerio sigue estudiando el plan museológico que la Junta le remitió hace más de un año. Sin embargo, subrayó la "gran sincronización" que existe entre ambas administraciones, que están "decididas" a dar una respuesta conjunta a este espacio.

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