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El Pentágono investiga de forma penal la filtración de Afganistán

Obama se muestra preocupado pero afirma que no hay datos nuevos.

el 27 jul 2010 / 20:11 h.

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La filtración de Wikileaks de 91.000 documentos sobre la guerra en Afganistán, que ha alentado a los contrarios al conflicto y pone a prueba el apoyo del Congreso, quedó ayer sujeta a una investigación en el Pentágono y recibió las críticas del presidente norteamericano, Barack Obama. La pesquisa en el Pentágono correrá a cargo de la división investigadora del Ejército de Tierra, según informó el coronel David Lapan, portavoz del Pentágono.


Esta misma división llevó a cabo la investigación sobre el analista de inteligencia Bradley Manning, de 22 años, acusado en mayo de filtrar otros documentos a la página de internet de Wikileaks. Según Lapan, no está claro si las docenas de miles de documentos divulgados el pasado domingo proceden de Manning o su filtración es responsabilidad de otra persona. El lunes, el portavoz había indicado que la filtración podía haber sido obra de cualquier persona con autorización para acceder a documentos secretos.


En sus declaracionede ayer, Lapan indicó que la investigación se centrará "en un espectro más amplio" de personas que pudieron ser la fuente de la filtración. "La investigación no se centrará sobre un individuo en particular, tiene un espectro más amplio", declaró el portavoz.


Wikileaks, una organización que se dedica a denunciar en internet malas prácticas, publicó el domingo por la noche en su página de la red la mayor parte de los documentos, bajo el título Diario de la Guerra Afgana. Estos documentos abarcan desde enero de 2004 hasta 2010, según indica la organización. Entre otras cosas, los informes militares revelan operaciones encubiertas, muertes de civiles de las que nunca se informó públicamente y denuncian la ayuda de los servicios secretos paquistaníes al movimiento talibán.


Aunque los documentos -informes de campo redactados por soldados y agentes de inteligencia- no contienen en sí grandes revelaciones, en su conjunto contribuyen a dibujar un panorama sombrío sobre el futuro de la guerra, que en octubre cumplirá su noveno aniversario y es la de más larga duración en la historia de EEUU. En un intento de minimizar el daño que la filtración haya podido causar, Barack Obama admitió que se encuentra "preocupado" por la filtración pero subrayó que las informaciones son antiguas y no contienen nada nuevo.


El presidente sí destacó que el panorama que describen fue precisamente la causa que le llevó a anunciar el pasado diciembre su nueva estrategia para Afganistán, que incluye el refuerzo de 30.000 soldados estadounidenses más. Según el presidente estadounidense, "es necesario llevar a buen término" esa estrategia pues sólo así la guerra, que en octubre entrará en su décimo año, podrá concluir con éxito.


El mandatario estadounidense aprovechó también para lanzar un llamamiento a la Cámara de Representantes para que apruebe esta semana, como ya hizo el Senado en su día, el proyecto de ley presupuestario que concede nuevos fondos a la guerra. El apoyo del Congreso, del que depende aprobar los presupuestos para el conflicto, será crucial para que el presidente pueda mantener el rumbo deseado en Afganistán.

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