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Cultura

El portugués más andaluz, el andaluz más universal

Sensaciones a vuelapluma en la despedida del Nobel.

el 18 jun 2010 / 19:59 h.

Perdonarán seguro la licencia en Azinhaga, la aldeíta de Ribatejo que vio nacer al niño José; pero en Andalucía siempre se ha tenido el convencimiento de que Saramago era patrimonio andaluz.

Tal era la certeza que en febrero de 2007, un lucidísimo y divertido escritor -arropado por toda su familia política, esa caterva de hermanos de Pilar del Río al que el Nobel llamaba "los barbudos"- recogía la Medalla de Hijo Predilecto de la región. La culpa la tuvo siempre su esposa, periodista de Castril (Granada) que desarrolló su carrera profesional en Sevilla hasta que conoció al escritor.

Hasta la capital hispalense viajaba siempre que se le requería, a la cena de unos premios de novela, a dar el pregón de la Feria del Libro, a acompañar a Pilar y a sus amigas a cualquier cita literaria... La generosidad y la paciencia estaban profundamente marcadas en su persona.

No fue la última vez que visitó la capital hispalense, pero sí la más significativa el día en que recibió la Medalla de Andalucía, y que puso en pie al Teatro de la Maestranza cuando se le cayó al suelo la distinción y aseguró: "Esto se puede resolver con una frase en latín: Sic transit gloria mundi (Así pasa la gloria del mundo).

Ése era José Saramago: la generosidad, la paciencia y también la lucidez. En el anecdotario se encuentra también la devoción que levantaba su presencia a cada paso, esa presencia casi mesiánica. Como el día que pronunció el pregón de la Feria del Libro de Sevilla y se le acercó un señor con toda la obra completa para que se la firmara.

Se acababa de divorciar y, en el reparto, había perdido lo más preciado de su enciclopedia. Ahora había encontrado la ocasión perfecta para recuperarla con el mismo valor: la firma impresa del Nobel más querido de Andalucía, aunque hubiera nacido en Azinhaga.

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