La supuesta trama de espionaje organizada en la Comunidad de Madrid está dividendo en dos partes bien diferenciadas el Partido Popular. De una parte, los partidarios de Esperanza Aguirre. Y de otra, todos los demás, incluyendo los seguidores de Alberto Ruiz-Gallardón... y de Mariano Rajoy.
Ayer mismo, el vicepresidente de Madrid, Ignacio González, calificó de "absolutamente desproporcionadas e inapropiadas" las declaraciones que hizo Alberto Ruiz-Gallardón sobre la presunta existencia de una red de espionaje controlada por el Gobierno regional, palabras por las que se mostró seguro que rectificaría. González compareció ayer jueves en rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno semanal, el primero que preside la jefa del Ejecutivo madrileño, Esperanza Aguirre, desde que se destapara la polémica en torno a los presuntos espionajes.
El número dos de la Comunidad pidió en todo momento a la Justicia que aclare pronto el "inadmisible, intolerable y torticero" seguimiento del que ha sido objeto y las "gravísimas" imputaciones que ha recibido el Gobierno regional y que hasta ahora "nadie ha podido demostrar". A pesar de ello, la Fiscalía ya tiene abiertas las diligencias oportunas para investigar todo lo relativo a esta supuesta trama de espionaje político.
Aun así, González afirmó que desconoce que en el Ayuntamiento de Madrid exista una unidad parapolicial al margen de las actuaciones propias de la Policía Municipal, en la que estaría implicado directamente Ruiz-Gallardón, y que "cuando menos" le parece "extraño que el primer Ayuntamiento de España", con 6.000 policías locales adscritos, necesite contar con una "estructura adicional" que opere al margen de la policial.
También calificó como un "atentado a la base del estado de Derecho" que hayan "hurgado" en su vida pública, privada e incluso, en la de sus familiares y amigos por el hecho de ser un cargo público y, cuando fue preguntado si echa en falta el apoyo de la cúpula nacional de su partido, aseveró: "Yo lo único que quiero es el apoyo de la Justicia y lo quiero rápido".
González, además, relató que mantuvo una reunión "corta y agradable" con la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, cuando ésta lo llamó a declarar en la investigación interna abierta en el partido, de la que no ha querido hacer más comentarios pues considera que la cuestión corresponde a la dirección nacional, ni tan siquiera si se siente respaldado por Génova.
Con toda esta disputa interna en el partido, tanto Ruiz-Gallardón como Aguirre asistieron juntos ayer a la Feria Internacional de Turismo (Fitur) que se celebra estos días en Madrid. Los dos, con mucha ironía, agradecieron a todos los medios de comunicación su "expectación", una ironía que también fue retomada por Aguirre cuando subió al estrado, al insistir en "el interés que ha generado el día de Madrid en la Feria".
Además, Gallardón evitó pronunciarse sobre las palabras de la presidenta regional acerca de que debía rectificar en sus acusaciones a la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior sobre que está detrás de los hechos y no opinó sobre la petición de que comparezca ante la Asamblea de Madrid para explicar sus manifestaciones, y ni siquiera indicó si presentará una denuncia por los posibles seguimientos de los que podría haber sido objeto.
Contra todos. Por último, dirigentes populares cercanos a Mariano Rajoy consideraron ayer "un ataque al corazón del Partido Popular" las acusaciones que afirman que el presidente tenía conocimiento de los dossieres anónimos que en últimos años circulaban sobre González, y mostraron su preocupación por las informaciones que revelan que el espionaje podría tener detrás un trasfondo económico.