El tradicional mensaje navideño del Rey Don Juan Carlos ha girado este año en torno a tres cuestiones fundamentales: la crisis económica, la lucha contra el terrorismo y el 30 aniversario de la Constitución. De entre ellas, el monarca destacó su preocupación por el serio bache económico y financiero que atravesamos y, tras advertir que no hay recetas mágicas para resolverlo, hizo un llamamiento a todas las formaciones políticas y sociales y a los mismos ciudadanos para "tirar del carro" juntos con el objetivo de salir de esta situación. El Rey no fue, sin embargo, pesimista: considera prioritario para el país "volver a la senda" del crecimiento económico y la creación de empleo y mostró su confianza en la inteligencia, el tesón y la capacidad de superación de los españoles para lograrlo. Respecto a la Constitución, Don Juan Carlos ha insistido en que gracias a ella España ha vivido tres décadas de democracia que constituyen uno de los períodos más fecundos de su historia, y que es precisamente la Carta Magna la que legitima la convicción de que el terrorismo no puede tener cabida en nuestra sociedad. El Rey ha desdeñado la frialdad de las cifras económicas y se ha acordado de los parados; ha evitado grandilocuentes reflexiones sobre el terrorismo y ha homenajeado a las víctimas y sus familias; ha elogiado los valores de la Constitución sin una sola alusión a sus futuribles reformas. Ha hecho, en suma, el discurso medido y previsible de un jefe del Estado, por lo que no hay mucha justificación para las críticas de los partidos nacionalistas, que echan en falta alusiones a la diversidad territorial, a la financiación autonómica o a los "excesos centralistas" que, en opinión de ERC, propicia la misma Constitución. Qué otra cosa se podría esperar. Ni la ocasión, ni la fecha ni el protagonista son los idóneos para abrir fuego en la batalla política: antes bien, lo son para lo contrario. Por eso resulta esperanzador que los dos partidos mayoritarios hayan coincidido en su valoración positiva de un discurso que, por encima de todo, señala las virtudes de la unidad.