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El salvavidas del campo o la teoría del voto cautivo

El PSOE y el PP andan a la gresca sobre el futuro del antiguo PER, pero a pie de obra lo ven distinto: es primordial y punto.

el 19 mar 2012 / 22:07 h.

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Unos obreros, contratados con fondos del PFEA –antiguo PER– habilitan una rotonda en una de las calles del municipio sevillano de Gilena, en la Sierra Sur.

"Nos tienen con las orejas tiesas". Rafael Salamanca es electricista, tiene dos hijos y desde que irrumpió la crisis se pega más tiempo en la cola del paro que en el tajo. El único consuelo lo ha encontrado en una obra de ampliación de una calle de Pedrera, su lugar de residencia, que se ejecuta con fondos del Plan de Fomento de Empleo Agrario (PFEA), o como todos lo conocen, por mucho que le cambien el nombre, el PER de toda la vida. Trabaja en medio de la confusión, creada en plena contienda electoral, acerca del futuro de un plan creado en 1986 y con el que está en juego, sólo en la provincia, más de 18.000 contratos.

El PSOE, a la vista del retraso en la notificación del reparto de unos fondos que se suelen comunicar cada año a los sindicatos en enero, ha arrojado sus temores en torno a la hipotética desaparición del PER, un plan que favorece el empleo de trabajadores del campo -sobre todo andaluces y extremeños- y que, al menos de Despeñaperros hacia arriba, ha sido abiertamente criticado por el PP y nacionalistas catalanes. "Es dar pitas, pitas con dinero público", expresó, en noviembre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. La teoría del voto cautivo siempre ha sobrevolado el discurso del PP, que esta vez, y ante el ataque socialista en plena campaña andaluza, ha optado por lanzar un mensaje que tendría fuerza de no ser porque es una escueta referencia en un mitin: el PFEA tendrá 215 millones, un 60% más que hace un año. Lo dijo la ministra de Trabajo, Fátima Báñez.

Los socialistas, como el presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, exigen más concreción y un compromiso por escrito, argumentando que es "otro globo sonda que el PP lanza en campaña". "Luego dirá que se ha confundido", señaló Villalobos, que siempre ha sido abanderado como uno de los muchos padres políticos de ese plan.

A pie de obra, el debate no existe. El PER no puede desaparecer. "Es casi la salvación de muchos de nosotros tal y como está la cosa", confiesa José Manuel Chia, que estará un mes trabajando en la construcción de una rotonda en Gilena. Forma parte en una cuadrilla donde comparte sudor y horas de curro con Ramón Gutiérrez, uno de los cientos de casos de obreros de la construcción que, con la crisis, ha regresado a la recogida de la aceituna, que es el empleo predominante en la Sierra Sur. "Al campo han vuelto albañiles y carpinteros que llevan varios años sin encontrar trabajo", manifestó uno de los beneficiarios. Eso sí, el antiguo PER, como defienden los técnicos municipales, no es una limosna, sino un contrato de trabajo de corta duración que, además, repercute positivamente en los pueblos. Hasta junio, sólo en Gilena y Pedrera, se asfaltarán calles, se construirá una rotonda, se podará y habilitará parte de la sierra, se procederá al cerramiento de un museo, se instalará calefacción en un colegio y se acometerá la tercera fase de obras de una piscina. Y, aunque no figura sobre el papel, hay que añadir que cada vez que se ejecuta una obra de urgencia, se recurre a contratados del PER. Sólo en estos municipios, se benefician un total de 500 personas.

"Hay familias que hasta cobrando por este trabajo no tienen dinero ni para pagar la luz", afirma Antonio Luna, que recrimina a los que afirman "sin razón" que están todo el día en el bar. Luna señala la obra, en la que está trabajando desde las ocho de la mañana, y dice que es la tónica general, aunque "es verdad que haya excepciones de gente con 300 fanegas de tierra que después pretende cobrar el desempleo".

La realidad es esa y la otra, la de la política. La ministra lanzó el mensaje del dinero y Villalobos el de que es una mentira. Pero más allá, están los Ayuntamientos que dependen de esas partidas para su día a día. indispensables para el pueblo. "Sin ese dinero, no podríamos mantenerse ningún pueblo de menos de 10.000 habitantes", señaló el alcalde de El Coronil, Jerónimo Guerrero, en una visión compartida por los regidores de muchos municipios de La Campiña, el Bajo Guadalquivir o la Sierra Sur que, eso sí, sus siglas tampoco coinciden con las del PP.

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