Toros

El sevillano Pablo Aguado sale a hombros en su debut

Inicio con picadores soñado tras cortar las dos orejas en la plaza de toros de Olivenza (Badajoz).

el 08 mar 2015 / 20:50 h.

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Plaza de toros de Olivenza Ganado: Ocho novillos de El Freixo, bien presentados y de muy buen juego en conjunto. Destacó la bravura y la calidad de los dos primeros, del quinto, del séptimo y del octavo; la nobleza del cuarto y el fondo del sexto, ovacionados todos en el arrastre. El tercero, un punto bronco, el que menos se prestó. Actuantes: Juan Luis Ambel, Posada de Maravillas, dos orejas y silencio. Ginés Marín, dos orejas y oreja tras aviso. Pablo Aguado, que debutaba con picadores, ovación y dos orejas. Juan Carlos Carballo, que debutaba con picadores, dos orejas tras aviso y oreja. Incidencias: La plaza tuvo tres cuartos de entrada en mañana soleada.   El novillero sevillano Pablo Aguado tuvo un debut con picadores soñado, ya que salió a hombros tras cortar las dos orejas de su segundo. Aguado arrancó fuerte, jugándose el tipo en el recibo por faroles de rodillas a su primero, con el que se le vio con ganas pero con las lagunas técnicas aún propias de quien empieza. Faena basada en la entrega ante un astado que no ayudó. Sorprendió, en cambio, con el séptimo, al que cuajó una gran faena, mostrando el gusto que atesora. Toreo de temple, suavidad, personalidad y sabor en la interpretación, desquitándose así el sevillano del sinsabor anterior. Mató a la primera y logró las dos orejas para estar en la puerta grande con sus compañeros, ya que todos salieron a hombros. Abrió plaza Posada de Maravillas, que reaparecía después de la gravísima lesión que sufrió en la mano el pasado 5 de julio en la Feria de San Fermín. El joven espada extremeño sorteó un novillo extraordinario por calidad y hondura en las embestidas y, sobre todo, duración, cortándole las dos orejas. Con el quinto se embarulló, sin llegar a acoplarse. El primero de Ginés Marín tuvo las virtudes del temple y la profundidad, volviendo a mostrar el gaditano la madurez y el gran concepto que posee. Tras llevarse las dos orejas, al sexto lo toreó con aplomo para cortarle un apéndice. Por último, Juan Carlos Carballo arrancó con ímpetu con dos orejas, mientras que con el que cerró el festejo le faltó contundencia con la espada, pero así y todo logró otra oreja más.

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