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En el Lope de Vega, hace hoy 80 años

La Expo del 29 se cerró con desilusión en el pabellón de Sevilla el 21 de junio de 1930.

el 20 jun 2010 / 19:22 h.

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No fue una premier mundial como la de Tom Cruise y Cameron Diaz, pero tuvo el mismo escenario hace ahora 80 años: el pabellón de Sevilla, el teatro Lope de Vega. El 21 de junio de 1930 se clausuró la Exposición Iberoamericana de 1929. Según las crónicas, el Príncipe de Asturias Alfonso de Borbón y Battenberg, hijo de Alfonso XIII, presidió el acto junto con el ministro de Trabajo. Con todo, si la inauguración el 9 de mayo de 1929 había sido apoteósica -Alfonso XIII no faltó-, el cierre fue sencillo y se vivió con desilusión. No se cumplieron las expectativas.

Las páginas de los periódicos de entonces lo reflejan. "Con dolor propio sintieron todos, absolutamente todos, que la Exposición no haya tenido eco y celebridad en consonancia con sus méritos y calidades". "Lo que España ha hecho no puede aún apreciarse debidamente, requiere tiempo", constata la prensa.

A Sevilla no llegaron todos los visitantes que se esperaban y la "hazaña quijotesca" salió cara. No se terminó de pagar al Estado hasta 1979, con Luis Uruñuela en la Alcaldía. Pagaron el impuesto de los decimales hasta los que no vieron la Expo. Eso sí, disfrutaron de su patrimonio y de su huella en el urbanismo de la ciudad.

Así lo explica José María Cabeza, autor de La Exposición Iberoamericana de Sevilla y los aparejadores, quien subraya que la muestra fue un "fiasco" que, por contra, dotó a la ciudad de un rico patrimonio y de criterios urbanísticos que no tenía. Muestra de ello es el trazado viario de La Palmera.

Lo cierto es que en ese sencillo acto del 21 de junio de 1930 más de uno recordó a los precursores y hacedores de la Expo, desde Rodríguez Caso a Aníbal González. Hubo banquete de gala y baile en el Casino de la Exposición.

Ese día, en Renania (Alemania), las últimas tropas francesas abandonaban la región después de diez años de ocupación y ya se hablaba del mundial de fútbol (que ganó Uruguay a Argentina por 4-2 un mes después). Pero ese día, en Sevilla, había terminado un evento que venía de muy atrás.

La idea de realizar un Exposición internacional en Sevilla nació en 1909, propuesta por el comandante de artillería Luis Rodríguez Caso. Debía servir para abrir Sevilla a nuevas corrientes y animar al Estado para que modernizase la ciudad. Era necesaria una reforma urbanística, fomentar el turismo, resucitar la fama de la ciudad, crear empleo...

En principio, la exposición estaba prevista para el 1 de abril de 1911, pero se retrasó hasta 1914, coincidiendo con la Corta de Tablada. La Primera Guerra Mundial y los problemas en el Marruecos español, unidos a conflictos internos en la gestión del evento, lo fueron retrasando hasta 1929. Los primeros promotores fueron un grupo privado sin apenas recursos, así que la muestra se hizo gracias a las subvenciones.

Con ese dinero se hizo un recinto que ocupaba los terrenos del parque de María Luisa y continuaba por la acera opuesta de la avenida de la Palmera. El arquitecto Aníbal González fue el encargado de ejecutar las obras, si bien dimitió a falta de pocos meses para la inauguración por la falta de presupuesto y las críticas a la altura de las atalayas de la Plaza de España, entre otros motivos.

Precisamente la joya de la corona era ese monumento que ahora, 80 años después, está en plena restauración. Por fortuna, es uno de los 25 edificios que quedan de la muestra del 29 (de un total de 117). "La construcción fue deficiente y la falta de uso hizo que se deteriorasen. De los pabellones regionales sólo queda el Vasco y la torre de Córdoba en Reina Mercedes, mientras que los que mejor se conservaron fueron los extranjeros, de éstos sólo se perdió el de Venezuela", cuenta Cabeza. Lo más importante ahora, dice, es la recuperación de la Plaza de España.

No obstante, el que fuera conservador del Alcázar lanza un aviso: "La Plaza de España requiere un plan de mantenimiento que ya debería estar hecho. De lo contrario se corre el riesgo de que se pierdan los nueve millones de inversión. Los materiales, la cerámica, las plantas... son muy frágiles".

Y para ello, según Cabeza, el Ayuntamiento debería garantizarse unos ingresos. ¿Cómo? Cobrando la visita al monumento, tal y como ya se hace en la Catedral o en el Alcázar.

El futuro museo de Aníbal González en la Puerta de Aragón también podría ser una fuente de ingresos para la tarea continua de conservación que requiere la plaza, que estrenó la nueva avenida de Isabel la Católica, ya peatonalizada.

Para octubre habrá barcas en la ría. Sólo falta que se recupere el cochecito lerén, el también llamado Tren Liliput que recorrió la Expo del 29. De él sólo queda una máquina en Santa Justa.

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