El barómetro de opinión pública de Andalucía presentado ayer por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) confirma la desazón que se ha aposentado en la mayoría de los andaluces por la crisis económica que sufren los países occidentales desde hace ya casi un año. El indicador que más llama la atención es el que señala que el 30% de los andaluces piensa que perderá su empleo en los próximos seis meses. Este porcentaje, conocido sólo un día después de saberse que España ha superado ya los tres millones de desempleados, tiene mucho de asunción de la realidad que está viviendo el país, pero también ilustra del temor cerval y casi atávico que están viviendo tantos andaluces ante las informaciones que describen un panorama tan sombrío. El pesimismo se ha adueñado de una proporción muy considerable que incluso piensa -un 45% de los entrevistados- que nuestra comunidad está menos preparada que otras para afrontar una coyuntura de este tenor. No hay por qué extrañarse de este estado de ánimo generalizado, pues lo contrario no podría interpretarse más que de un optimismo alejado de la realidad. Vivimos tiempos difíciles y es imposible no sustraerse a ellos y no tener miedo por un futuro que se presenta incierto. La crisis es muy cruenta, y también se deja traslucir en el ámbito político, donde se advierte un desgaste de la figura de Manuel Chaves y de su Gobierno, que pierden en torno a siete puntos de apoyo con respecto a 2007. Hay incluso más ciudadanos que desaprueban la labor del presidente (44,8%) frente a quienes la apoyan (39,7%). Pero aun así, el PP, que también debería reflexionar al respecto, es incapaz de situarse por encima de los socialistas y sigue seis puntos por debajo del PSOE en intención de voto a pesar de la tormenta que se cierne sobre Andalucía. Es decir, que a pesar de todo, tampoco estaría en condiciones de ganarle a su máximo rival en las urnas si hoy hubiera elecciones.
