Cultura

Feminismo versus Romanticismo

Lugar: Teatro Lope de Vega, 20 de noviembre. Compañía: Compañía Nacional de Teatro Clásico. Obra: Don Juan Tenorio. Autor: José Zorrilla. Versión: Juan Mayorga. Dirección y espacio escénico: Blanca Portillo. Intérpretes: José Luis Sánchez, Luciano Federico, Eduardo Velasco, Daniel Martoreli, Juanma Lara, Francisco Olmo, Alfonso Bergara, Alfredo Noval, Miguel Hermoso, Raquel Varela, Marta Guerras, Beatriz Argüello, rosa Manteiga, Ariana Martínez, Eva Martin. Calificación: **

el 21 nov 2014 / 17:36 h.

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Un hombre despiadado y despreciable que debería dejar de ser un modelo a seguir. Es el propósito del que parte Blanca Portillo en esta nueva entrega de la popular obra de Zorrilla, versionada por Juan Mayorga. El mito del conquistador sin escrúpulos que utiliza a las mujeres para presumir de hombría no es patrimonio de Zorrilla. Lo significativo de este autor es la impronta romántica que supo imprimir al personaje al concederle el perdón a manos de un amor omnipotente, representado en la figura de Doña Inés, la más inocente y noble de las mujeres. De esa manera, Zorrilla nos transmite con su obra que el amor es el más noble de los sentimientos, tanto que incluso puede redimir a un ser tan cruel y narcisista como Don Juan. Sin embargo, en su empeño por desmitificar su figura, esta propuesta condena al personaje al desprecio de su amada, haciendo desparecer con ello su condición romántica, lo que no deja de ser un ejercicio perverso teniendo en cuenta que esta obra representa el culmen del romanticismo español. Y para colmo Mayorga, aun habiéndose decantado por respetar la estructura y el verso original, incorpora a la dramaturgia un nuevo personaje cuyo símbolo se pierde entre las canciones, que a pesar de su magnífica interpretación en directo no acaban de casar con la historia. No obstante, Portillo demuestra un amplio conocimiento y dominio del teatro contemporáneo con una puesta en escena que contextualiza acertadamente a los personajes. Pero en su reivindicación feminista se decanta por un distanciamiento de las emociones que deja al Romanticismo por los suelos y sitúa el drama al borde el tedio. Por fortuna cuenta con la magnificencia del espacio escénico y el trabajo actoral, que suple la carencia emocional con el desenfreno y la agresividad de las acciones.  Entre el reparto destacan las actrices, entre las que brilla Beatriz Argüello en su papel de Brígida. Los actores llevan a cabo una interpretación correcta, aunque un tanto plana, salvo Juanma Lara, que borda el personaje del Comendador y José Luís Sánchez, que logra hacer evolucionar a su personaje hasta cambiar, en la última escena, el registro agresivo dominante por un talante más complejo.  

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