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Francia vota el futuro de la UE

Sarkozy parte como derrotado en las encuestas en lo que se percibe como un castigo contra su persona y su gestión de la crisis.

el 21 abr 2012 / 21:46 h.

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  • El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, parte en clara desventaja frente a su rival y candidato por el Partido Socialista, François Hollande, de cara a las elecciones presidenciales de hoy. Si se confirman los pronósticos, Sarkozy se convertirá en el undécimo líder de la eurozona en abandonar el poder desde el inicio de la crisis de deuda soberana, en una carrera marcada por el hastío generalizado con la figura del dirigente galo. Europa vivirá con un interés inusitado estos comicios.

    Y es que el futuro de Francia en la Unión Europea depende del resultado de estos comicios. Mientras Sarkozy ha abanderado la creación de un nuevo tratado europeo para reforzar la integración fiscal y económica, además de ser el principal valedor de las políticas de extrema austeridad que impone Alemania; Hollande ha causado sensación por sus reiteradas críticas contra el actual pacto fiscal europeo y su defensa de una salida más social de la crisis. En el ámbito económico, el enfrentamiento entre ambos también se ha caracterizado por las numerosas comparaciones realizadas por Sarkozy, quien ha advertido que las políticas de su rival conducirán al país a una situación “digna de España y, sobre todo, de Grecia”. Hollande ha criticado profundamente esta asociación. “Buen ejemplo de solidaridad europea el que ha vuelto a dar el candidato saliente”, ironizó Hollande a principio de este mes.

    Si bien las encuestas apuntan a que los comicios se decidirán entre ambos candidatos, conviene no olvidar la importancia de las formaciones políticas situadas en los polos del espectro político galo. La carrera por el tercer puesto es prueba de ello, donde se enfrentan la líder del partido de la ultraderecha Frente Nacional, Marine Le Pen, y el candidato de la coalición Partido de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon.

    A la espera de que el 14% de indecisos (entre seis y ocho millones de franceses) termine de concretar su opinión, muchos analistas centran su atención en el candidato centrista François Bayron, quien podría tener la llave para decidir los comicios. Bayron tiene solo un 11% de los votos y no pasará a la ronda final, pero es un porcentaje lo suficientemente elevado como para que Bayron decante la elección dependiendo del candidato final que recomiende a sus votantes. Por ahora, mutismo absoluto.

    Las últimas encuestas auguran el peor escenario posible para el presidente. Cuatro de las últimas seis encuestas publicadas durante las últimas horas en Francia otorgan su derrota en la primera vuelta en beneficio de Hollande, a quien los sondeos conceden una victoria casi segura, de entre siete y catorce puntos de diferencia, en la segunda vuelta del próximo 6 de mayo. Hollande se haría con entre un 27 y un 30% de los votos, según el margen mínimo y máximo establecido respectivamente por las encuestadoras LH2 y BVA. Sarkozy, por su parte, obtendría entre el 25 y el 26,5% de acuerdo con las encuestadoras CSA, LH2 y BVA, en una tendencia a la baja según Le Figaro. Sin embargo, la ventaja a favor de Hollande se acentuará con toda probabilidad en la segunda vuelta, cuando comience a recabar los votos de los candidatos que se quedaron por el camino.

    El candidato socialista contaría con el respaldo de un 80% de los votantes del izquierdista Jean-Luc Mélenchon y un 33% de los afines a François Bayrou, el líder del Movimiento Democrático. Sarkozy conseguiría el voto de un 45% de los simpatizantes de la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, y más un 32% de los votantes del centrista Bayrou.

    Llegados a este punto, Hollande tendría todo a su favor para hacerse con el triunfo final. “Estos comicios son una expresión del rechazo profundo a Nicolas Sarkozy”, resume un antiguo integrante del partido del presidente, la Unión por un Movimiento Popular (UMP). “Por encima de todo, son un rechazo de su persona, de su omnipotente y arrogante gobierno”, añadió en declaraciones a Reuters.

    En la actualidad, la tasa de desempleo es la más alta de los últimos 13 años y el déficit público equivale al 90% del PIB. Cuando Sarkozy llegó al poder en 2007, ese porcentaje era del 64%. La confirmación definitiva del deterioro de la economía gala llegó el pasado mes de enero, cuando la agencia de rating Standard & Poor’s redujo la calificación de la deuda francesa, que hasta ese momento ostentaba la triple AAA, nota más alta y motivo de orgullo del Gobierno galo.

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