Encarnación Carrillo, o Nina como a ella le gusta que la llamen, fue la primera en llegar hace poco más de una semana a la residencia que la Fundación Gerón acaba de estrenar en el antiguo solar del Bazar España, en la Carretera Carmona. Ella estrenó todo, hasta el cariño de los también recién llegados trabajadores, que la dejaban levantarse más tarde y le llevaban la comida a la cama. Ahora, Nina es una más de los 70 mayores que viven en la residencia (con capacidad para 130 personas), aunque, eso sí, la más joven, con 67 años. De ahí que otros residentes con algunos años más que ella le pregunten constantemente dónde tienen que ir o qué medicina tienen que tomar. "Me da mucha pena", dice Nina, "pero estoy contenta porque me encuentro acompañada".
Ayer fue una mañana distinta para todos por la visita del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, y de la consejera de Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, que inauguraron oficialmente la residencia. A Nina la situaron con su silla de ruedas en la entrada, junto a algunos de los 80 trabajadores del centro.
Una de ellas es Antonia Muñoz, una auxiliar de 50 años que poco antes de que llegaran las autoridades ayudaba a "don José" en su sesión de fisioterapia. "Me llena de satisfacción trabajar con los ancianos. Con un poquito que les des te devuelven un montón de cariño", comentaba emocionada.
Poco después, fueron otros los empleados que se emocionaron. La causante fue María Rebollo, una anciana que al escuchar la música de la orquesta que amenizaba la mañana comenzó a bailar con un joven trabajador ante la sorpresa de todos, excepto de ella misma, que sonreía de oreja a oreja. "Ya no puedo, pero yo era una de las mejores bailarinas de mi pueblo, Torrevieja", presumía orgullosa. A María y a los demás residentes se refirió Micaela Navarro: "Las personas que estamos atendiendo en este momento son las que han hecho que Andalucía no sea la de hace 30 años. Lo único que han hecho ha sido trabajar, trabajar y trabajar".
La residencia Fundación Gerón todavía no está completa. Los 4.767 metros que ocupa tienen capacidad para 130 plazas, de las que están ocupadas 70 de residencia y 11 de estancia diurna. De todas ellas, 54 son concertadas y el resto, privadas. Según el gerente de la fundación, Javier Merino, al final del verano se llegará a la ocupación completa. Para esta época, en septiembre, presentarán un proyecto de ampliación para ofertar 80 plazas más, además de 14 de estancia nocturna. En esta segunda fase se calcula que los trabajadores ascenderán a 170.
Una de las próximas residentes podría ser Mari Carmen Sánchez, de 72 años, que está a la espera de que le confirmen su plaza en el centro. Ayer aprovechó para visitar las instalaciones y ya recorría los pasillos como si fueran los de su propia casa. "Me gusta mucho. Esto parece un hotel".
