Economía

Grite en silencio: ¡Camarerooo!

El dispositivo ‘pulsayvoy' revoluciona la asistencia en los restaurantes

el 22 may 2010 / 21:49 h.

Manolo González, gerente del restaurante Infanta.

Cuando de una situación común y que puede resultarnos incómoda surge una idea genuina para solventarla, la que más sale beneficiada es nuestra calidad de vida. Y no quepa duda de que siempre estará ahí la innovación para premiarnos. Una situación tan habitual como acudir a un restaurante a comer y llamar al camarero para que nos asista puede irritar a veces hasta al cliente menos exigente. Levantar la mano o el clásico "¡camarerooo!" puede pasar a la historia gracias al pulsayvoy, un sistema inalámbrico por el cual el cliente puede hacer su petición al camarero tan sólo pulsando un botón.

La patente es madrileña, comunidad donde comenzó a operar en 2009 y se está extendiendo rápidamente. Como siempre en este tipo de casos, lo mejor que funciona es el boca a boca. Y así, establecimientos del calibre de Cinco Jotas, Baravaca o Casino de Madrid, entre otros, han ido adquiriendo el aparato. Aunque nació para restaurantes, el dispositivo es perfectamente aplicable a otro tipo de negocios, como hoteles, hospitales, residencias, supermercados, gimnasios... Pulsayvoy, como apunta la empresa creadora, "aumenta la productividad en al menos un 25%".

En Andalucía este sistema lo distribuye D'agape, una empresa de servicios que nació en Sevilla hace cuatro años y que trata de llevar la tecnología más puntera a la hostelería, ese sector tan damnificado por la crisis y que con la primavera ha vuelto a ver la luz. "Nuestra empresa es muy dinámica y apostamos siempre por cosas nuevas. En estos momentos difíciles nos pareció bien aportar algo nuevo a los bares", apunta David Garrido, gerente de D'agape, quien además confiesa que se están ahorrando mucho en publicidad.

Sólo cuatro meses han servido para empezar a popularizar el sistema en Sevilla, donde sitios como el hotel Eme, la discoteca Antique, el hotel Doña María y cadenas como Gino's o Vips ya han apostado por él.

Pero veamos realmente como funciona. Es sencillo. Un pequeño dispositivo sin cables colocado en la mesa de los comensales tiene tres botones, uno para llamar al camarero, otro para pedir la cuenta y un tercero para anular la petición. El camarero recibe en un reloj localizador que lleva en la muñeca la señal a través de una vibración y una iluminación que le indica el número de mesa que le está requiriendo sus servicios.

Destaca su discreción y la fiabilidad que ofrece al consumidor y, como dice Garrido, "permite la comodidad de estar en un reservado con cierta intimidad". Otras ventajas: optimiza el trabajo del hostelero, se distribuye mejor el tiempo del comensal, "activando la venta por impulso del cliente, es decir, quiero algo y lo quiero ya", y mejora la reputación de una empresa que se evita las reclamaciones por una mala atención.

El restaurante Infanta de la calle Arfe apostó por pulsayvoy sobre todo para conectar la cocina con el servicio. Esto es lo que más preocupaba a Manolo González, su gerente, porque "quería evitar el siempre desagradable plato frío que llega a la mesa porque lleva un rato esperando en la cocina".

El personal de Infanta valora que "el sistema es eficaz y silencioso, algo importante de cara al cliente", dice el jefe de cocina. Otros bromean con que las voces típicas de los bares sevillanos, como "¡una de caracoles para la mesa tres¡", no se pierdan porque forman parte del encanto del ambiente. En cualquier caso, la tecnología a veces puede fundirse con la tradición, pero lo mejor de esto es que hace ver a muchos que todavía hay ideas para seguir emprendiendo.

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