Cultura

Guillermo Vázquez Consuegra: "La reforma del Arqueológico se hará por fases y más lenta por la crisis"

Era lo que se esperaba, pero en el Ministerio de Cultura rehúsan airear cómo
le afectarán los recortes a sus obras en el Arqueológico y el Bellas Artes. El arquitecto sevillano, responsable de la primera lo avanza: «La rehabilitación se alargará».

el 27 jun 2010 / 18:59 h.

El arquitecto, multipremiado y reconocido dentro y fuera de Andalucía, en su estudio.

-Últimamente no paramos de darle la enhorabuena. Ganó los suculentos concursos de rehabilitación integral del Museo Arqueológico de Sevilla, de conversión de las Reales Atarazanas en CaixaFórum, acabamos de ver cómo de espectacular ha quedado, tras años de obras, el Palacio de San Telmo. Y ahora nos enteramos de que una multinacional francesa de prestigio le acaba de otorgar el Trofeo Archizinc en su categoría de Edificio para Equipamiento Público por su Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena. Esto sí que es un non-stop...
-La verdad es que sí... Hay premios que son el reconocimiento a una obra, como es el caso, y otros que son el resultado de concursos a los que nos hemos presentado. Pero todos son igual de bienvenidos.

-¿Por qué hay una empresa que premia por el uso del zinc?                                                                                                                                             -No debe extrañar que haya empresas que demuestren interés por la buena arquitectura. Y Umicore Building, que desde hace ocho años convoca este premio, es una de ellas. Y no debe olvidar que a la convocatoria se han presentado más de 200 proyectos de 25 países...

-¿Qué tiene el zinc que no tengan otros materiales de construcción?
-Es un material de revestimiento casi eterno porque resiste muy bien la oxidación y el contacto con condiciones climáticas muy adversas, como las marítimas. Por eso para hacer ese Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena lo usamos, y hace unos años en el de Vigo. Me gustan los materiales, caso del zinc o del cobre, que envejecen con el tiempo, porque soy de los que opina que el tiempo es uno de los materiales también de la arquitectura, como la luz, y trabajar con ellos me parece fundamental. Y encima son gratis...

-Cumplimentado lo referente al premio, pasemos revista a sus proyectos. Empecemos por uno que preocupa dada la crisis y los mensajes que se lanzan desde Madrid: la rehabilitación integral del Museo Arqueológico de Sevilla. ¿Habrá retrasos o recortes?
-La crisis va a afectar al proyecto y los tiempos van a ralentizarse casi con absoluta seguridad. Y la obra habrá de hacerse por fases en vez de hacerla del tirón como yo quería, lo que conllevará retrasos... De todas formas, he de aclarar que estamos cumpliendo los plazos por ahora: hemos entregado un anteproyecto al Ministerio de Cultura que ha sido visado también por la dirección del Arqueológico, y estamos a la espera de presentarle el proyecto a la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta, porque la idea es que la redacción del proyecto básico, para lo que tenemos dos o tres meses de plazo de entrega, se haga con todas las bendiciones patrimoniales posibles. Y espero que no haya pegas porque el proyecto es una propuesta absolutamente respetuosa con el edificio original de Aníbal González.

-Otro frente abierto, y quizás de los más avanzados, es el de la conversión del Pabellón de la Navegación, que usted ejecutó para la Expo, en museo y palacio de congresos. ¿Hay última noticia?
-Sí, ahí va, se trabaja, sólo que a un ritmo bastante lento de construcción. Está incidiendo el traspaso de competencias de Agesa a la Junta, y tenemos temas pendientes que hay que resolver... Pero lo importante es que la obra está bastante avanzada, como a un 60%.

-Con lo que para 2011 podría reinaugurarse...
-Podría estar la obra arquitectónica, pero faltaría la museográfica. Y aquí es donde está la madre del cordero: la intención es hacer un edificio que compagine actividades expositivas y congresuales, pero debo decir que estoy en contra de eso. Creo que ése debe ser el Museo de la Navegación que tanta falta le hace a Sevilla. Sería éste un proyecto de mayor ambición, lo que pasa por dejar a un lado ese tema de pequeños congresos que no son necesarios en ese espacio y que perturbarían muchísimo la actividad expositiva del edificio.

-¿Lo ha dicho donde debía? ¿Le harán caso?
-Sí, he expuesto donde debía, en este caso en la Junta de Andalucía, la necesidad de revisar el proyecto. Y en esa revisión me parece esencial que la planta baja de uso previsto congresual se transforme para acoger exposiciones temporales, que sabemos por experiencia que son las que realmente dan vida y motivan las revisitas del público a los museos. Y sobre lo que pregunta de los retrasos, no afectaría a la obra arquitectónica en curso, sólo al proyecto museográfico, que es posterior y por ello estamos a tiempo de modificarlo.

-¿Qué dice la Junta?
-Que lo van a estudiar. Y por lo que he podido percibir, lo harán.

-Y ya que no pudo cuajar el proyecto en las Atarazanas como pretendía su fundación...
-Hemos de dirigir todos los esfuerzos en esa dirección y buscar sinergias para, entre todos, darle a Sevilla el Museo de la Navegación que se merece por su río y por su historia. Y que no es un proyecto nuevo, porque ya en la Expo se previó que, una vez pasados los fastos, se dedicaría el Pabellón de la Navegación a la relación marítima de Sevilla con América, que incluía hasta un centro de investigación. Pero la crisis que devino en la postExpo fue tan fuerte que acabó con ese proyecto y ha provocado que este pabellón haya estado a la deriva todos estos años, lamentablemente. Por eso tengo mucha ilusión en que esté pronto esta obra y, sobre todo, en que sea el gran Museo de la Navegación que Sevilla merece.

-¿Casará bien con el rascacielos de Cajasol o Cartuja, y por ende Sevilla, lo aguantan todo?
-Yo no creo que se haga [risas].

-¿Cuáles son sus razones, porque las hay de todos los gustos, a favor y en contra?
-Una ciudad tiene que planificar su crecimiento futuro, debe decir cuál es su modelo, si en altura o no. Y si es en altura se debe planificar en una zona o zonas determinadas, caso de Los Bermejales o Sevilla Este. No lo sé. Otras ciudades como París lo han hecho, igual que Fráncfort. Han crecido en altura en zonas específicas, pero no se trata de levantar un espárrago en cualquier campo sólo por el hecho de que es la parcela que tiene Cajasol. Y después tampoco estoy tan seguro de que el rascacielos sea un edificio de una calidad arquitectónica extraordinaria como para que pueda competir, en el plano aéreo, con la Giralda. Al contrario, creo que es un edificio de una calidad bastante normal... más bien regular.
Y eso que a mí la construcción en altura me interesa y creo que las ciudades crecerán en altura en todo caso, pero insisto: no se puede plantar un rascacielos en cualquier sitio. Tiene que haber un punto. Es un elemento demasiado singular y tiene una función urbana demasiado importante como para desaprovecharlo poniéndolo ahí, donde se pretende, sin organizar el tejido urbano a su alrededor, sino más bien complicándolo.

-Y encima el mes que viene, en Brasilia, la Unesco se reúne y se espera que haya debate sobre el asunto... Si al final nos incluyeran, a modo de sanción, en la Lista de Patrimonio en Peligro, como pronostican los apocalípticos de la torre, ¿que pasaría?
-Pues que no sería nada bueno para la ciudad, no cabe duda.

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