El antiguo monasterio de los Mínimos, junto al santuario de Consolación, está siendo objeto de una intervención de urgencia. Concretamente, la cubierta de este edificio se encontraba en muy mal estado, por lo que los técnicos han decidido llevar a cabo las tareas necesarias para su rehabilitación.
Los problemas estaban concentrados, sobre todo, en la parte de la cubierta que se encuentra situada sobre la escalera del monasterio y la vivienda del casero. De esta manera, los responsables han decidido llevar a cabo una rápida actuación, ya que existía peligro de que se pudieran producir desprendimientos en la zona afectada por el importante deterioro.
Tras presentar el proyecto a la comisión provincial de Patrimonio, y una vez conseguida la aprobación por parte de este organismo que regula las actuaciones sobre edificios históricos y de interés, los operarios han procedido a la retirada de la tejas que cubren la cubierta para, posteriormente, tratar la madera y la tablazón, espacio en el que se localizaba el problema. Solucionados los desperfectos, los trabajadores se encuentran ahora colocando de nuevo el tejado para rematar los trabajos.
En la actualidad, este edificio es propiedad de la familia Rovira, que se ha encargado de sufragar los gastos correspondientes a la ejecución de dicho edificio.
HISTÓRICO. El monasterio de los Mínimos fue erigido en el año 1570 por el arquitecto de la orden de los Mínimos, Fray Pedro de Pineda. Su momento de máximo esplendor lo experimentó en el siglo XVIII, cuando dicho colectivo religioso trasladó a Utrera su Casa General, que anteriormente se encontraba en Barcelona. Ya en el siglo XIX, tras el proceso de desamortización en el que la Iglesia perdió numerosas propiedades en España, fue adquirido por Luis de Miñón, miembro de la familia propietaria del histórico inmueble en la actualidad.
La orden de los Mínimos, denominados en las primeras décadas ermitaños de San Francisco de Asís, fue fundada por San Francisco de Paula en Italia en el siglo XV. Su nombre lo toma de su vocación de humildad, ya que sus integrantes se consideran a sí mismos como los más pequeños de los religiosos.
En los últimos años, el recinto perteneciente al monasterio sirve para la celebración de bodas y actos sociales de la localidad.
