Hoy es 1 de julio y por tanto empieza una nueva vida, o debería, para todos aquellos futbolistas cuyos contratos tocaron a su fin el 30 de junio. En el caso del Betis hay dos jugadores en esta tesitura, dos hombres que fueron imprescindibles en el ascenso a Primera y uno que también lo fue en la permanencia. Tanto, que muchos aficionados no comprendían cómo podía quedarse el club sin sus servicios. Se trata de Iriney e Isidoro, que dejan atrás una vida en Heliópolis, en el caso del canterano, y el equipo donde mejor rindió en toda su carrera, en el caso del hispanobrasileño.
Iriney e Isidoro abandonan La Palmera con unas estadísticas redondas. El centrocampista se va después de jugar 100 partidos exactos de Liga con el Betis, 69 en los dos primeros años en Segunda y 31 en Primera. El lateral se marcha con la mitad justa, 50: 31 en la campaña del ascenso y 19 en la máxima categoría repartidos en dos etapas, la primera en la 2006-07 y la segunda en el curso que concluyó hace ya un mes y medio. El defensa se va sin cumplir uno de sus sueños, marcar un gol con el equipo de toda su vida, mientras que Iriney celebró al menos tres, todos ellos en Segunda División en la campaña 2010-11.
Hay otra cosa en la que no coincide ninguno de los dos. El brasileño de Humaita, en el Amazonas, es el único al que el club envió una oferta para que renovase su contrato. El problema es que esa propuesta incluía una ficha inferior a la que tenía el mediocampista, unos 100.000 euros menos de los 900.000 que cobró en sus tres años como verdiblanco, y el futbolista entendió que no se correspondía con su rendimiento dentro de la cancha. El club, que siempre respetó la postura del capitán, se escudó en la azarosa situación económica de la entidad y la imposibilidad de mejorar esa oferta.
Isidoro, en cambio, nunca tuvo noticias del interés del Betis en seguir contando con su ayuda porque el club, en realidad, siempre tuvo muy claro que el lateral de Pedrera no continuaría en la plantilla. Fue un trance para el jugador, criado en la cantera y bético de corazón, aunque a partir de enero ya comenzó a asumirlo.
Lo que sí comparten ambos es la ausencia total de un equipo a estas alturas del verano. Desde el 1 de enero son libres de negociar con quien pretenda albergarlos en su plantilla, pero han transcurrido ya casi siete meses desde entonces, unos 40 días desde que acabó la temporada, y ninguno sabe dónde continuará su carrera. Iriney, o su agente en este caso, ni siquiera descarta que se quede en el Betis, posibilidad improbable ahora mismo pero que sería viable si el mercado avanza y el jugador se aviene a aceptar las condiciones verdiblancas. Pero del famoso fútbol de los petrodólares, nada de nada. Para Isidoro sonó Alemania hace varias semanas, pero de momento, también en su caso, nada de nada.