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Israel aprieta a Hamás para forzar un alto el fuego

Israel apretó en las últimas horas a Hamás en el campo militar para forzarle en el político a aceptar un alto el fuego a través de la mediación que realiza Egipto. Mientras, fuerzas israelíes libraron la madrugada del martes con las milicias palestinas los combates más duros. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 21:08 h.

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Israel apretó en las últimas horas a Hamás en el campo militar para forzarle en el político a aceptar un alto el fuego a través de la mediación que realiza Egipto.

Fuerzas israelíes libraron la madrugada del martes con las milicias palestinas los combates más duros en la periferia de la capital de Gaza desde el inicio de su ofensiva, y se adentraron más que nunca en la ciudad después de que Hamás admitiera la posibilidad de una tregua, aunque el número dos del grupo islamista, Musa Abu Marzuk, exiliado en Damasco, no descartó que su organización rechace la iniciativa egipcia en sus términos actuales.

Una vez que pusieron fin a las incursiones, que parecieron tener el objetivo de agotar y desmoralizar a los milicianos palestinos, las tropas israelíes se replegaron a las posiciones en las que esperan desde hace diez días a las puertas del núcleo urbano. La táctica se puso en práctica después de que el jefe del Gobierno del movimiento islamista, Ismali Haniye, se refiriese a "un frente político" además del militar, en su segunda aparición en los 18 días que lleva en marcha la operación Plomo Fundido.

En una intervención que emitió el lunes por la noche la cadena Al Aqsa, la televisión de Hamás, el jefe del ejecutivo islamista, que mostraba aspecto de fatiga, enmarcó ese "frente político" en la estrategia para "afrontar las agresiones que sufre nuestro pueblo". Las imágenes fueron recogidas por la televisión de Israel, donde la alusión al "frente político" se interpretó como un mensaje a la población de Gaza -sometida a fuego continuo- para que tenga paciencia hasta que Hamás acuerde el cese de todas las hostilidades.

El problema para las autoridades egipcias -que desde hace días se entrevistan en El Cairo con enviados de ambas partes- es consensuar un acuerdo que satisfaga a Israel y salve la cara a Hamás. El movimiento islamista exige que el Estado judío pare su ofensiva y levante el bloqueo a la franja; e Israel, que Hamás frene el lanzamiento de cohetes y se corte su abastecimiento en armas.

los problemas. El escollo no es tanto que las dos partes detengan sus ataques -aunque con excepciones, lo hicieron durante la tregua que estuvo vigente hasta el 19 de diciembre-, como el levantamiento del bloqueo a Gaza y el suministro armamentístico al movimiento islamista.

Israel sólo se plantearía la reapertura de los pasos con la franja si confía en quien controla el otro lado de la frontera. Y tratándose de un territorio palestino la única opción que se perfila posible y con visos de cierta legitimidad es que lo haga la Autoridad Nacional Palestina (ANP), presidida por el líder del movimiento nacionalista Al Fatah, el moderado Mahmud Abás. Ése es el escenario que respalda la UE, que apoyaría a la ANP con un contingente de observadores militares europeos.

Pero la ANP y Hamás permanecen enzarzados en una disputa institucional desde que las fuerzas leales a Abás fueran expulsadas hace más de año y medio de Gaza por las islamistas. Y el regreso de la ANP a la franja implicaría que Hamás se vería obligada a ceder todo o parte del control de un territorio en el que lo ejerce en solitario, lo que le resultaría difícil de aceptar.

Mientras tanto, decenas de miles de personas abandonaron ayer sus viviendas en Gaza para buscar refugio en escuelas y ca-sas de amigos o familiares ante el avance de las tropas israelíes y la imposibilidad de abandonar la cercada y pequeña franja palestina. "Sentimos a cada momento que vamos a morir", explicó Abu Ibrahim Al Hissi bajo el sonido de los bombardeos en una escuela regentada por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA, en Shati, en Gaza capital.

Buscando refugio. Abu Ibrahim se aloja allí con su familia porque un tanque israelí destrozó hace seis días su casa en el campo de refugiados de Beit Lahiya, en el norte de la franja. Como él, otros 28.000 palestinos han buscado cobijo en alguno de los 36 refugios de emergencias habilitados por la UNRWA desde que Israel comenzase el pasado 27 de diciembre su operación Plomo Fundido en Gaza, explicó Francesc Claret, portavoz de esta agencia de Naciones Unidas.

Los centros de la UNRWA sólo acogen, sin embargo, a un tercio de los más de 80.000 palestinos -la mitad de ellos niños- que han abandonado su hogar durante la ofensiva, en la que más de 900 palestinos muertos y 4.100 han resultado heridos.

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