El entrenador del Zaragoza, el arahalense Manolo Jiménez, conoció durante el día de ayer que no podrá sentarse en el banquillo de su equipo en el que será su regreso al Sánchez Pizjuán, al que llega por primera vez para enfrentarse al que ha sido su equipo de toda la vida. El Comité de Competición ha decidido sancionarlo con dos partidos tras ser expulsado el pasado sábado ante el Barça.
Pese a su vuelta, Jiménez tiene claro que no es "momento de sentimentalismos y romanticismos", ya que su equipo se juega la vida en todos los partidos que le restan de aquí a que acabe la Liga. "Vamos dispuestos a salir con nuestras armas y a tratar de sorprender. Estamos muy necesitados de puntos y no podemos dar por bueno un empate porque nos podemos quedar cortos", comentó el exsevillista.
En cuanto al recibimiento que espera de la que fuera su afición, Jiménez dijo que "sé cómo me va a recibir, pero voy a mi casa siendo entrenador del Zaragoza. La afición del Sevilla es parecida a la del Zaragoza, tiene solera, mucho vivido y saben entender y valorar al que lo ha dado todo".
Lo que no pudo precisar es desde donde verá un partido que será "especial y algo nuevo, aunque parece que el destino quiere que no pise el banquillo visitante". Aún no se conoce dónde se situará el de Arahal, aunque todo hace indicar que será en un palco VIP que hay junto al palco o en una cabina de radio.
Sobre la posibilidad de utilizar su condición de abonado y sentarse su localidad, Jiménez recordó que es accionista del Sevilla pero que en estos momentos no tiene asignado asiento porque "tiene lista de espera".
