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José Ramón y los ángeles

A veces las cosas están a la vista pero no nos apercibimos de ellas, como esos ángeles de Ruiz Gijón que llevaban, seguramente, cientos de años en el retablo de la iglesia de San Isidoro y que, a pesar de no casar con lo que tenían a su alrededor, hasta ahora no...

el 15 sep 2009 / 22:26 h.

A veces las cosas están a la vista pero no nos apercibimos de ellas, como esos ángeles de Ruiz Gijón que llevaban, seguramente, cientos de años en el retablo de la iglesia de San Isidoro y que, a pesar de no casar con lo que tenían a su alrededor, hasta ahora no han sido descubiertos. En el concierto Ocho monumentos, de Manolo Sanlúcar, estrenado anoche sorprende que a finales de los 80 a alguien se le ocurriera la idea de escoger el cementerio de Sayalonga, las haciendas de olivar o el castillo de Sabiote para representar Andalucía.

Nadie sabe quién, ante el expolio napoleónico, puso en lo alto del altar los ángeles, pero pensar en esos monumentos respondía a una política de divulgación de valores no divulgados. Casi a la vez que se encargaba la obra musical, se editaban y enviaban a centros escolares 5.000 recortables con monumentos como la estación ferroviaria de El Chorro, la Plaza de Abastos de Lebrija o el Casino de Aracena, se realizaba el Inventario de Arquitectura Dispersa y se acometía el estudio de Cortijos, Haciendas y Lagares de Andalucía, aún a medio editar.

La verdadera casa de la memoria es el contexto; son, según Ortega y Gasset, las circunstancias las que hacen el yo, la personalidad. Parte de la que tenemos se moldeaba en la Consejería de Obras Públicas y -con conjunción copulativa- Ordenación del Territorio; José Ramón Moreno dirigía allí Arquitectura y Vivienda que tenía entre sus competencias la del Patrimonio que entonces -adverbio temporal-no era ni histórico ni artístico y en el que aun no estaba -porque había que decidir a quién encargarlo- el Puente del Alamillo. La herencia griega de Andalucía también incluye la Justicia Distributiva, a cada cual lo suyo; la necesitamos para que personas como la que salvó los ángeles de San Isidoro no sean anónimas.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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