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La ciudad se llena de edificios a medio hacer por el parón inmobiliario

Los carteles de promociones de pequeñas y medianas viviendas amarillean por el paso del tiempo, algunos fueron quitados y otros apuran sus últimos días oliendo cada vez más de cerca el suelo, pues les falta poco para caerse.

el 15 sep 2009 / 19:08 h.

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Los carteles de promociones de pequeñas y medianas viviendas amarillean por el paso del tiempo, algunos fueron quitados y otros apuran sus últimos días oliendo cada vez más de cerca el suelo, pues les falta poco para caerse. Los accesos de los inmuebles están tapiados con tabiques de ladrillos, señal que están abandonados a un futuro incierto aquellos edificios que un su día compraron las promotoras con vistas a hacer un negocio rentable, y ante las consecuencias colaterales de la crisis financiera, que tiene enquistado el sector inmobiliario y de la construcción, se ven ahora con el agua al cuello.

Con la alarmante coyuntura, los promotores han optado por parar las construcciones o ralentizarlas y esperar el paso del tiempo hasta que se desbloquee un mercado cada vez más complicado. Éste es el panorama de las promociones de viviendas de pequeño o mediano tamaño de la ciudad. El bloqueo del sector del ladrillo ha dejado esqueletos de cemento a medio hacer repartidos por Sevilla, materializando la crisis de la construcción en forma de reliquias, que bien podrían servir en el futuro de especie de fotogramas para recordar el lastre que supuso situación económica de 2008 en España.

Dando un paseo por el casco histórico, constatamos cómo hay promociones en marcha desde hace dos o tres años, y a duras penas continúan porque sus obras se han realizado a cuenta gotas, por el camino marcado por la oferta y la demanda, o simplemente están paradas totalmente.

Donde más casos se dan es en la zona norte del centro, Alameda y Macarena. Aquí hay muchas obras que se han visto obligadas a parar y tapiar todas sus entradas, algunas ya no tienen ni el cartel. Las constructoras destinadas a desarrollar los trabajos se están declarando en suspensión de pagos, pues no pueden continuar con la obra.

Otras están ralentizadas porque la empresa encargada de ejecutar los trabajos ha tenido que despedir a la mitad de los empleados al no poder pagarles, y tiran como pueden; como ha ocurrido en un inmueble de la calle Calatrava, cuya promotora también ha tenido que cerrar otra obra en la calle Jaúregui. "En un mes hemos cerrado dos obras. La empresa constructora contratada ha quebrado porque le han dejado de pagar en otro lado". Las calles Feria y Relator son donde más se están dando estos casos. Pero también hay capítulos tan dramáticos como aquellos edificios acabados que llevan más de un año esperando inquilinos para las cuatro viviendas de las que consta, también por esta zona.

En el viejo arrabal de San Bernardo hay tres edificios que están sufriendo los efectos del parón de la construcción. En la calle Santo Rey vemos dos edificios en rehabilitación, respetando la fachada y reconstruyendo su interior. Uno, un bloque de cuatro plantas y con un diseño regionalista para ubicar 12 viviendas. Y un segundo edificio de dos plantas para alojar a ocho familias en el número 20, algunas de sus ventanas están tapiadas para evitar su ocupación.

Según los vecinos, y por el movimiento de los albañiles, se sabe que ninguna de las dos obras está ejecutándose al 100%, y un día si y otro también se paran porque los trabajos se realizan a pulso. Aunque, según manifiestan sus promotores, "están en curso y todos los pisos se han vendido".

La tercera se ubica en el número 25, y está cerrada a cal y canto. Lleva así seis meses porque el proceso de rehabilitación está paralizado. Los responsables de la inmobiliaria destinada a vender las viviendas dicen que "los promotores han decidido esperar porque de momento no tienen compradores y así prefieren ganar tiempo para recuperarse económicamente", tras un año promoviendo. "Parece que les ha cogido la crisis, aun así seguimos ofreciendo la promoción". Este es uno de los casos con los que más se están dando en el mercado inmobiliario.

No haber interesados en comprar los pisos significa que las promotoras compraron el inmueble cuando se mantenían los precios muy altos con la compra - venta en auge, pudiéndose obtener unas plusvalías bastante suculentas. Pero con la decadencia del sector inmobiliario y financiero de los últimos tiempos, están viendo como aquel planteamiento de invertir para sacar una tajada importante en plena burbuja inmobiliaria se desmorona poco a poco.

En cambio, en el Arenal, si pasamos por la calle García de Vinuesa continúan ejecutándose los trabajos en un edificio de tres plantas, cuyo propietario también está sufriendo los efectos de la crisis. Hasta el momento, a esos pisos tampoco les han salido comprador. Pero, pese a ello, el promotor, según ha manifestado a este periódico el jefe de la obra, "ha decidido seguir con la construcción y, en vista de la situación, pondrá los pisos en alquiler o tendrá que asumir las letras de los que se queden vacíos, si el banco se lo permite".

La solución del alquiler también es la vía por la que optará una empresa que ha finalizado dos promociones, en la Puerta de la Carne y en la Carretera Carmona, respectivamente. Entre ambas se le han caído tres compradores. Su dueño comenta que "muchos inversores dan la señal para comprar dos o tres pisos, para a su vez venderlos durante el desarrollo de la obra e ingresar una importante cifra de dinero. Pero si nó, al escriturar se encuentran que ni han podido vender las viviendas, ni se pueden hacer cargo de ellas porque el banco no les concede un préstamo para tres hipotecas y se echan para atrás", explica. Al final el promotor se queda con el piso sin comprador y soportando una hipoteca de la que no tenían pensado hacerse cargo.

Ahora, con los precios de los pisos por las nubes, con poco dinero en los bolsillos para afrontar una hipoteca y con las limitaciones financieras para dar préstamos, al sector inmobiliario y de la construcción no les queda más opción que esperar y aguantar el chaparrón.

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