La Unión Europea le ha dado un sofocón importante a Fibes, o más bien el Gobierno de España, que después de reservar todo el primer trimestre del año en el Palacio de Congresos al final sólo ha celebrado tres actos y de perfil bajo. En Fibes se entusiasmaron ante la perspectiva, con el recuerdo puesto en la cumbre que en 2002 puso punto final a la presidencia española, que dejó un dineral en la ciudad y en las arcas de la propia institución ferial.
Pero esta vez las cosas han sido muy diferentes: la reunión de ministros de Energía e Industria, el encuentro Concord que presidió la ministra de Innovación y Ciencia, Cristina Garmendia, y el reciente Eurolat, un acto de los parlamentos europeo y latinoamericano. "El trimestre ha sido flojito", admitió ayer un lacónico presidente de Fibes, Felipe Luis Maestro, para quien buena culpa de la situación la tiene la creación de la presidencia permanente de la UE, que se ha llevado para Bruselas muchos de los actos que en principio iban para España.
El Gobierno exigió "exclusividad absoluta" (sólo se celebraron eventos ya fijos como el Simof) y al final pasó lo que pasó, pero en Fibes no se arrepienten porque el riesgo merecía la pena. Eso sí, obligará a apretarse el cinturón el resto del año para que las cuentas cuadren, porque en este tiempo se han podido perder entre siete u ocho congresos.
En cuanto a la ansiada ampliación, el Ayuntamiento se la entregará a Fibes el 15 de diciembre, y con ese calendario en la mano el nuevo recinto empezará a acoger actos ya en febrero. Tras una cascada de retrasos que ha puesto el presupuesto en los 90 millones (incluido el IVA), el proyecto enfila su recta final, aunque todavía no está confirmado que sea el musical Chicago el encargado de la inauguración.
