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"La fama sólo me importa si vale para animar a los demás"

Raquel Martos, guionista de El hormiguero, ha escrito el libro 'Los besos no se gastan'

el 16 jun 2012 / 20:24 h.

La guionista de El hormiguero ha escrito Los besos no se gastan. / J.M. Espino
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-Acaba de salir la segunda edición de su libro Los besos no se gastan. El argumento cuenta la historia de dos amigas. ¿Tiene usted una amiga así, la ha tenido y la echa de menos o la ha reencontrado?
-La novela no es autobiográfica, pero tengo una buena amiga desde la infancia y una historia de mi niñez que he incluido.


-¿Una historia triste? Porque el argumento es dramático...
-La novela no es un drama. Es como la propia vida, en la que ríes y también lloras. Y esa historia real es muy alegre. A todos el primer amigo nos ha marcado. Unos los conservamos, otros no. Y yo soy muy afortunada de tener una amiga desde la infancia y ser madrina de su hija.


-No será el libro como su sección en El hormiguero o como esas series con muchas mujeres, en las que los personajes masculinos son o malvados o tontos.
-¡Léalo y verá que [Los besos no se gastan] no es un libro para chicas y ellas no son perfectas, ¡desde luego! y en cuanto a mi sección, espero que quede claro que era una parodia, hecha desde el humor, y en la que me daba la réplica un hombre, luego estábamos en igualdad de condiciones. ¡Cómo voy a meterme con los hombres! ¡Hay muchos que me gustan!


- ¿Por qué ha escrito sobre los golpes de la vida que ponen a prueba una amistad?

-Yo soy una mujer muy emocional, y es lo que me llama la atención de la vida de los seres humanos, sea el director del FMI [el FMI ahora tiene una directora, Christine Lagarde, tras la escandalosa dimisión de Dominique Strauss-Kahn] o un barrendero. La del barrendero sea quizá más interesante. En cualquier caso con esto me puse cuando Espasa me encargó una ficción.


-No es autobiográfico, pero ¿es más la Raquel Martos de verdad que la que sale contando chistes en ‘El hormiguero 3.0'?
-Raquel en la novela está sola, y en la televisión rodeada de gente, de un equipo que hace un programa con un contenido determinado, con unos compañeros y que se mete a una determinada hora. Como ser humano es más compleja y la novela da un registro más profundo que ese tiempo tan corto de la tele.


-¿Hay amigos de verdad en la TV? Lo pintan como un mundo de traiciones, puñaladas...
-¡Sin duda hay amigos! Allí he dado con personas que si mañana me tienen que dar algo importante me lo darán. En cuanto a las traiciones no las he vivido. Trabajo en un grupo estupendo y no le puedo hablar de otros programas.


-Un programa que se emite casi todos los días y que tiene éxito porque no se repite... ¿De dónde ha sacado el tiempo para escribir el libro?
-De mis fines de semana y de mis vacaciones.


-Porque en su trabajo se curra de lo lindo.
-Son muchas horas. Llego a las once de la mañana y no me voy hasta las 21.30, salvo los días en los que hay programa en directo, en los que no termino hasta que acabe el programa. Y bueno, en estos tiempos hay que estar agradecido por tener trabajo. Parece que hay que dar las gracias solo por tener un empleo, y yo trabajo en un sitio en el que ejerzo de forma muy creativa. Soy afortunada.


-Y famosa.

-A mí la fama solo me importa en tanto que pueda ayudar, servir de algo a la gente. Me siento responsable de animar, hacer sonreír a quienes lo necesitan porque lo están pasando mal.


-¿El trabajo de guionista se parece al de payaso: risa por fuera, llanto por dentro?
-Pues en El hormiguero no: nos reímos mucho trabajando en la redacción, lo que no quita para que Pablo [Motos] sea muy exigente. Es un ambiente gratificante, en el que dentro del equipo nos quitamos nuestro ego porque muchos chistes no pasan la criba.


-¿Es Motos un buen jefe?
-Me gusta que me exija en el trabajo. Pablo te pide lo mejor y eso te hace crecer como pofesional.


-¿No dejará ahora El hormiguero por el Planeta?

-No son incompatibles. Y es que mi trabajo allí consiste en escribir. Soy uno de los 16 guionistas.

 

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