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La felicidad, a estudio

Sevilla acogerá en marzo un congreso sobre felicidad y comunicación positiva.

el 17 feb 2015 / 20:20 h.

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Entrevista a José Antonio Muñiz, director del departamento de Comunicación y Educación de la Universidad Loyola Andalucía. Muñiz2 Muñiz. Foto: Óscar Gómez Es de los convencidos de que aporta mucho más placer el error corregido que la ausencia de acción, y por eso hace, experimenta, vive, tratando de alcanzar la felicidad. Cree en el término, que pronuncia continuamente, y que el lector encontrará en un total de 31 ocasiones en esta página. —¿Y usted es feliz? —Se puede decir que sí, aunque suene arrogante. —Si no lo fuera, ¿se consideraría legitimado para organizar un congreso sobre la felicidad? —Es complicado.Uno no puede dar lo que no tiene. Hay cosas que se tienen que experimentar para hablar de ellas. —¿Hay una ecuación de la felicidad científica? —Existe. Y formula matemáticamente las expectativas y el reporte de felicidad que consigue. —¿Es el dinero un término de esa ecuación? —Es lineal. Hay relación directa entre mayor nivel de ingresos y mayor bienestar psicológico subjetivo, pero hay un punto en el que se empiezan a distanciar. Se es mucho más feliz de no tener un coche a tener un coche, que de tener un coche a tener tres. —¿Autocomplacencia entonces en eso de que el dinero no da la felicidad? —Depende de para qué se utilice. Se puede ser más feliz cuando el dinero se emplea en vivir experiencias, porque las experiencias se comparten con los demás. —Conclusión:no se puede ser feliz estando solo. —Es más complicado. Las personas que viven con otras suelen ser más felices. Quienes tienen hijos también suelen serlo más que los que no los tienen. Y eso ocurre así en todas las culturas. —Volviendo al aspecto material, ¿es rentable la felicidad? —La felicidad puede ser un negocio, y también puede tener mucho de coartada para el sistema para esconder objetivos oscuros. Precisamente, se acusa al movimiento de la psicología positiva de colaboracionista con el sistema, por cuanto buscar la felicidad en el interior de uno mismo, aislando al individuo de las condiciones externas puede propiciar el conformismo.Esa es una de las cuestiones que pretendemos debatir. —Felicidad no es igual a dinero, entonces.¿Es igual a posición social o profesional? —No necesariamente la felicidad es un satélite en torno al éxito. En todo caso al contrario:cultiva una buena felicidad interna y el éxito llegará. Eso se evidencia por ejemplo en la búsqueda de empleo: si se hace desde la necesidad o desde la amargura, las oportunidades se escabullen. —¿Ha evolucionado el concepto de felicidad? —Alguien dijo que desde los griegos no se ha escrito nada más interesante, y en el caso de la fórmula de la felicidad es cierto.Epíteto decía que es muy sencillo:tener valor para cambiar las cosas que se hace necesario cambiar, serenidad para aceptar que hay algunas que no se podrán cambiar, y sobre todo sabiduría para distinguir las unas de las otras.lo que ocurre es que nos llevamos la vida haciendo justo lo contrario. —Y para ser feliz, ¿hay que ser gracioso? —No hay que menospreciar la alegría ni el sentido del humor, pero no son sinónimos. Hay que aspirar a una felicidad más humana, identificada con la virtud. —Hablemos de comunicación positiva.¿Tiene que haber predisposición en el emisor y en el receptor del mensaje? —No tienen por qué ser plenamente conscientes. Los efectos deben estar por encima de las intenciones. —¿Una primera página positiva vende periódicos? —La ciencia apunta a que sí.Eso de que solo las malas noticias deben ser noticia ya está en cuestión. El reto está en dejar claramente patente que hay una rentabilidad, incluso económica, de las buenas noticias, aunque evidentemente también haya que contar las malas. —Está trasladando a los medios la responsabilidad de crear un clima favorable para la felicidad. —Pues sí. Hablamos de lo que nos pasa y de lo que aparece en los medios. Si solo aparece lo negativo, esa es la realidad en la que se instalan las personas. Mi abuela cree que el mundo se está cayendo a pedazos todos los días, porque está todo el día delante de la televisión. Yo, en cambio, soy de la opinión de que el mundo va a mejor. Por cierto, el optimismo también está relacionado con la felicidad. —¿Debemos en los medios educar para la felicidad, entonces? —Tienen esa responsabilidad y la de romper tópicos como el de que la felicidad radica en la ignorancia.

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