La selección española está a punto de hacer otra vez historia, de hacerse leyenda para siempre. Eurocopa, Mundial y Eurocopa, lo nunca logrado por nadie, está a un paso de ser conseguido por los nuestros, por esa generación de grandiosos futbolistas que tantas satisfacciones nos está dando en los últimos años y que esta noche en Kiev estoy convencido de que volverán a mostrar sus excepcionales dotes para la alta competición ante el rival más competitivo que han visto los tiempos: la tetracampeona mundial Italia.
España ha llegado a la fase final de la Eurocopa con las fuerzas justas en varios de sus pilares, pues a nadie escapa que Xavi y Silva están lejos de su mejor nivel, y las bajas de Puyol y Villa a la fuerza se están notando, sobre todo la del delantero, máximo goleador histórico de la selección, al que ni Torres, ni Negredo, ni el inédito Llorente ni el falso nueve han logrado hacer olvidar.
De ahí, quizá, el catenaccio ilustrado, como ya lo han bautizado algunos colegas, al que ha recurrido Del Bosque y que tan buenos resultados le está dando, a costa, eso sí, de restar verticalidad y brillantez al juego, a cambio de control. La selección sólo ha concedido un gol en sus cinco partidos e Iker Casillas –al margen de los penaltis con Portugal– apenas ha tenido que emplearse a fondo para evitar un tanto del croata Rakitic, pues los rivales apenas le han llegado, y eso que enfrente hemos tenido a la propia Italia, Francia o Portugal.
Gastando lo justo, controlando siempre y sin descubrirse casi nunca atrás la Roja ha vuelto a plantarse en una final y hoy se medirá a su antecesor en el título mundial para tratar de firmar la mejor serie de resultados jamás vista en la historia de este deporte.
Quién nos lo iba a decir hace cuatro años, cuando a Luis Aragonés le llovían palos por olvidarse de Raúl y alinear un equipo de bajitos, aquellos bajitos que nos hicieron grandes y que esta noche, con la ayuda de Alba (1,70) y los más talludos –Ramos, Piqué, Busquets y Xabi, que están de cine– pueden completar el círculo virtuoso que encierra la leyenda.
La mejor selección de todos los tiempos es considerada la Brasil de 1970 porque ganó tres Mundiales en apenas doce años, pero sólo Pelé firmó aquel ‘Tri’. Hoy, en Kiev se puede consagrar a toda una generación, pues once de ellos ya ganaron la Euro en Viena y el Mundial en Johannesburgo y optan al triplete. Son la generación 'Tri', la nuestra. ¡¡Vamos chavales!!
