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La guerra de los secundarios

Los candidatos se reservan de la batalla cuerpo a cuerpo, una pelea que asumen Sanz y Susana Díaz

el 21 mar 2012 / 20:44 h.

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Susana Díaz y Antonio Sanz, en el Parlamento

Una campaña electoral es lo más parecido a una película. Hay un director, un presupuesto, un guión y unos personajes. El candidato es el actor principal. Pero en el rodaje, los figurantes también tienen su importancia. Son ellos los que bajan a la arena, los que se meten en el fango. En estas autonómicas, las más decisivas de los últimos 30 años, los secundarios están inmersos de lleno en la batalla. Este papel lo desempeña en el PSOE andaluz la secretaria de Organización, Susana Díaz, que ayer entró directamente en el ataque personal al candidato popular, Javier Arenas. A él lo defiende su número dos, Antonio Sanz, portavoz del escándalo de los ERE fraudulentos.

Entre acto y acto en Cádiz, provincia cuya lista encabeza al Parlamento, Antonio Sanz intercala ruedas de prensa para contar nuevos capítulos del caso de los Expedientes de Regulación de Empleo irregulares pagados con dinero público o, simplemente, para hacer sangre con lo mucho que ya se ha destapado. Un día después de que la jueza Mercedes Alaya enviara a prisión al exchófer de Francisco Javier Guerrero, exdirector general de Trabajo de la Junta -que confesó haber comprado para su jefe cocaína con dinero público-, Sanz confesó que siente "escalofríos" por unas actitudes "más propias de la mafia". Según el número dos del PP, los socialistas, "en vez de pedir el voto, deberían pedir perdón todos los días a los parados" por el presunto desfalco. Insistió en involucrar a todo el Gobierno andaluz en la trama y de nuevo aseguró que Griñán, como consejero de Economía, "sabía" lo que se estaba cociendo.

Antonio Sanz se siente especialmente cómodo en esta tarea. Después de hacer durante muchos años el marcaje más férreo a la Junta, ahora le toca denunciar cada semana los episodios del mayor caso de corrupción que ha salpicado al Gobierno socialista. Ayer desempolvó el caso Camas, el presunto intento de soborno en 2006 a una concejal para que votara a favor de una operación urbanística. Denunció que la Consejería de Empleo pagó querellas contra concejales del municipio sevillano para influir en una moción de censura. Sanz es el dirigente popular más activo en las redes sociales. Cada día elige un tema de la campaña del PP y satura Twitter con él. Ayer le tocó el turno a la sanidad. El fiel subalterno de Arenas suena como el próximo consejero de Presidencia si el PP logra la mayoría absoluta el domingo.

Si Antonio Sanz es el fontanero político del PP-A, Susana Díaz es la del PSOE andaluz. Asume el mismo papel que en su día desempeñaron Gaspar Zarrías y Luis Pizarro con Manuel Chaves de presidente. La secretaria de Organización socialista ha coincidido poco con Griñán en campaña, pero ha protagonizado varios actos, acompañada siempre por su equipo de comunicación que cada día manda fotos y cortes de audio a la prensa. La número dos por Sevilla echó ayer en cara a Arenas la corrupción de Jaume Matas, condenado a seis años de cárcel en Baleares, y entró en el ataque personal al candidato del PP a la Junta. Los socialistas quieren mostrarlo como un político "que no es de fiar", "incapaz de comprometerse con Andalucía" y piensan explotar la imagen de señorito andaluz. "Alguien que gana 500 euros al día, 30 millones de pesetas al año, no puede saber cómo se sienten las familias que tienen dificultad para llegar a final de mes", criticó ayer Díaz en Córdoba.

El debate de Canal Sur, al que Arenas no fue por la "manipulación" que, a su juicio, hacen los informativos de la cadena pública, fue otro motivo de rifirrafe entre los números dos de PSOE y PP. Susana Díaz aseguró que ayer los andaluces pudieron ver a Arenas "en estado puro, rozando la prepotencia" cuando en una entrevista en la Cadena Ser se le notó molesto con el periodista Carles Francino, quien le preguntó insistentemente por los motivos de su ausencia del debate en la RTVA. "Me expulsaron del debate", argumentó el candidato popular. Sanz, por su parte, anunció que su partido denunciará ante la Junta Electoral otra "manipulación descarada" de Canal Sur. En los informativos de ayer se coló su imagen con la del exchófer de Guerrero esposado. "¿Por qué no me sacan con España metiendo un gol?", bromeó. La RTVA pidió en un comunicado disculpas por los "errores técnicos" que se han encadenado durante las últimas semanas. El presidente, Mariano Rajoy, apareció en una noticia sobre pederastia; a la portavoz del PP-A, Rosario Soto, le rotularon con el caso Malaya; Arenas se mezcló con Berlusconi y Sanz, con el exchófer de la cocaína.

A refugio. Y mientras sus lugartenientes se dedican a la pelea cuerpo a cuerpo, los grandes líderes se ponen a cubierto y asumen un papel más dulce, aunque no siempre es posible. La condena a Matas compitió por un día con el escándalo de los ERE. Arenas, preguntado directamente por Francino por este asunto, justificó que desde hace más de dos años" el expresidente balear no es miembro del PP y que "asumió su responsabilidad política frente a los ciudadanos cuando perdió las elecciones". Arenas, que nunca ha tenido tan cerca el Gobierno andaluz, está haciendo una campaña de guante blanco, con el traje de presidente de la Junta. Evita los riesgos y las descalificaciones -ni siquiera menciona a su adversario- y se presenta como un candidato que diariamente hace propuestas, aunque la mayoría de ellas no las concreta. El tridente paro, despilfarro y corrupción son los ejes de su campaña.

Griñán está mostrando su cara más cercana y relajada, alejada de la imagen de "político de moqueta y despacho" que vende el PP. Su arma electoral son las duras medidas del Gobierno de Rajoy que, según vaticina, Arenas imitará si llega a la Junta. Los recortes, la subida de impuestos y la reforma laboral le dan munición contra el favorito en las encuestas. Al final, los dos protagonistas dan caña, pero el trabajo sucio se lo dejan a los secundarios.

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