"Yo tengo 80 años pero aquí estoy, no me canso de luchar contra esta injusticia, y sé que es lo que me queda por hacer en esta vida", dice categórica Mirtha Rodríguez, la madre de Antonio Guerrero, uno de los cinco cubanos sentenciados a larguísimas penas de cárcel en Estados Unidos por espionaje. La Justicia norteamericana los condenó hace 14 años por recabar información en territorio estadounidense que, según el Gobierno, puso en peligro la seguridad nacional. Ellos alegan que la vigilancia que ejercieron en Miami sobre opositores al régimen cubano que preparaban actos terroristas evitó varias masacres y se entregó voluntariamente al FBI, y denuncian numerosas irregularidades en el proceso judicial, incluido el que las esposas de dos de los cinco detenidos no hayan podido visitarlos en todos estos años. Mirtha ha sido más afortunada: ha podido asistir a todos los hitos del proceso judicial de su hijo y verlo más o menos una vez al año, y habla con él "dos o tres minutos al día".
Sin embargo, después de tres lustros de peleas en los tribunales y aún con la esperanza puesta en un último recurso, Mirtha hace ya mucho que se encomendó a la "presión social que puede ejercer la comunidad internacional sobre el Gobierno de los Estados Unidos para que libere a nuestros hijos". "La historia de los cinco cubanos, que para nosotros son héroes, no se conoce porque fuera de Cuba nadie habla de ella", dice emocionada.
"Si el pueblo estadounidense conociera la verdad, si se rompiera el círculo de silencio, estamos seguros de que los ciudadanos estadounidenses intercederían ante el presidente Obama para que fueran puestos en libertad, porque cuando conocen la verdad, los ciudadanos norteamericanos se pronuncian a su favor", media Alberto González, funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores.
Es el mensaje que Mirtha, Alberto y el resto de miembros de una delegación cubana que esta semana ha visitado España trasladó a principios de semana al presidente del Parlamento andaluz, Manuel Gracia, y al grupo parlamentario de IU; a los jóvenes blogueros con los que se vieron en el Consulado de Cuba en Sevilla; a simpatizantes del movimiento de solidaridad con Cuba de la ciudad y a profesores de la Universidad Pablo de Olavide con los que compartieron mesa durante su visita.
Junto a Mirtha, el economista Alberto Betancourt, asesor de Política Económica y Social de Cuba, trató de trasladar los cambios que vive el modelo económico cubano, "sobre el que también hay mucha desinformación", revelando el impacto que la crisis del euro tiene en la economía cubana: "Más que en otros países, ya que debido al bloqueo estadounidensee, al no poder usar dólares, los intercambios se realizan en euros". Además, la ahora recesiva Europa aporta el 50% del turismo que recibe Cuba.
