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La luz más esperada

el 20 mar 2012 / 22:01 h.

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Sugerente juego de luces que proyectaba una vidriera ayer en un pilar del Salvador.

Las grandes escuderías de la pasión sevillana han comenzado a montar la carrocería de sus vehículos, cada año más perfectos en su diseño, en su potencial de seducción estética, en la velocidad punta de su mensaje emocional. A falta solo de doce días para que comiencen a tronar las ovaciones de la gran carrera, la oficial, el corazón de Sevilla ruge ya como un motor ávido de pista, de humos, de cera, de aromas, de curvas, de música, de sensaciones fuertes, de cielos rasos, de belleza más allá de todo lo imaginable. Fin del simil automovilístico. Sí, porque lo siguiente sería hablar de los priostes y los boxes, y ello estaría lejos de parecerse al espíritu descomunalmente sagrado que ayer se paladeaba ya en los templos cofradieros.

Pero antes de dejar la metáfora, citar dos accidentes de tráfico: el que tras el derrape del caballo volvió cristiano y amoroso a San Pablo (tanto como para afirmar que la fe es garantía de lo que se espera, la prueba de las realidades que no se ven), haciéndole ver un destello impresionante, y, sobre todo, el que llevó al científico Blaise Pascal (tras semejante piña con su carruaje) a convertirse en filósofo y a escribir lo siguiente: Para quienes no ansían sino ver, hay luz bastante. Pero para quienes tienen opuesta disposición, siempre hay bastante oscuridad.

Y ayer, en esos sombríos humedales de la barroca cristiandad local, quien quería ver luz se quedaba ciego de los destellos. Y ahora, mire usted ese grueso pilar de la Iglesia del Salvador que aparece en estas páginas y sostenga, si es capaz, que ese arpegio emocionante de rayos y reflejos de volúmenes bíblicos no sería capaz de encabritar a todos los saulos de Tarso que van apiñados justo ahora por el Puente del Centenario, pensando que la vida es otra cosa, otra prisa.Tres universitarias que bien podrían ser modelos, rezando con sus carpetas, de espaldas al paso de palio, a los pies de la Virgen de la Angustia.

Un señor que aguarda algo en silencio ante el Cristo de la Buena Muerte. Dos palios en el Salvador como dos relojes parados, deseosos de volver a sonar con su rítmico ronroneo como de arena y plata. Un colosal fantasma que guarda la puerta de San Buenaventura. Un manto hueco en San Pedro, entre doce varales. De verdad, vaya usted hoy a visitar templos y llévese un listado de figuras retóricas. Porque por fin tendrá ocasión de comprenderlas todas.

DE UTILIDAD

Una recomendación desinteresada:

Paséese usted. No vaya a tiro hecho. Recréese en su recorrido por las callejuelas del centro de Sevilla, que son las naves y las capillas de este inmenso templo laico, probablemente el mayor de la cristiandad (en todo caso, que venga alguien a demostrarle que no), que es la Semana Santa. San Lorenzo, La Magdalena, La Alfalfa, El Arenal... Un cafelito allí, una sentada en un banco allá... Lo que es vivir las cosas.
Y otra más desinteresada todavía:

Además de las recomendaciones que ha podido ver en las páginas de Cuaresma, esta noche también puede ir a Las Cigarreras a ver la exposición sobre los bordados del palio, a Monte-Sion a ver la colocación del cirio de los donantes, a los ensayos de La Lanzada, a la exposición de fotos del Mercantil... 

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