Desde la Cruz Roja llegaron Manuel y Antonio en 1996 a San Carlos para crear este bar de barrio donde la gente se conoce y se saluda, para tomar unas gambitas frescas y jugosas con la cerveza o, simplemente, unas avellanitas con cáscara por cuenta de la casa. Antes habían regentado El Filatélico, curioso nombre para una muy buena cervecería que había en la esquina de Fray Isidoro de Sevilla con la Cruz Roja, allí estuvieron desde 1976, desde siempre dedicados a la hostelería.
El local es luminoso, de paredes y azulejos blancos, con buenos ventanales y puertas por los dos lados de la esquina, barra a magnífica altura para reposar el codo y buen salón, muy buena terraza en la calle peatonal de al lado, entre naranjos y jardines, con mesas altas. En el interior, lo preciso, azulejo fundacional, otro con un gran Gambrinus, que para eso aquí lo que se tira es Cruzcampo, con tanque de salmuera y el buen pulso de Manuel, curtido en miles de cañas tiradas a lo largo de los años. Vaso de la fábrica del final de Luis Montoto para una caña muy fría, una cerveza ligera, fácil, con la justa acidez, de la que llena poco, refrescante, realmente una de nuestras favoritas de Sevilla. A los que les guste beber a la bávara se puede pedir una jarra de medio litro (2,20 euros).
Para el que quiera ser original hay tinto de verano, manzanilla La Gitana (1,40 euros), en blanco esa cosa de los de la alta restauración, Marqués de Villalúa (1,30) y el tinto de Rioja que trae el de la Cruzcampo, Arrios (1,40 euros) que tiene, en plural, nombre de hereje, porque herejía es venir a beber aquí otra cosa que la espumosa de Nervión, y eso que se respira cierto aire verdolaga en el ambiente.
Atractiva es la vitrina, pero antes de entrar en materia de condumio resaltar que la misma está coronada por grandes vasos de litros de capacidad para cerveza, ahí, aquellos candilejos, aquellos tajos, y un San Pancracio que en vez de portar el habitual ramito de perejil lleva a hombro una caja de botellines ¿hay arte o no?
Si la cerveza es muy fría, refrescante es también la nómina de tapas del establecimiento, unos rojos y atractivos tomates de Chipiona o Sanlúcar (según mercado) que se aliñan con su buena melva de Barbate (5,80 / 9,80 euros) que se sirve en medias y en raciones. Ya se han mencionado las gambas, de buen tamaño, frescas, jugosas (2,30 / 6,50 / 11,30 euros), a veces también entran langostinos (al mismo precio), mejillones (2,00 / 6,00 / 9,50 euros). En frío también hay mojama (2,00 / 6,00 / 10,00 euros) y bacalao (1,90 / 5,20 / 8,20 euros) en buenos lomos saladitos. Magníficas las huevas con mayonesa (2,00 / 6,00 / 10,50 euros) y una de las especialidades de la casa, el atún encebollado (2,20 / 6,50 / 11,00 euros), con un magnífico punto de vinagre que contrasta con el puntito dulzón de una cebolla que queda agradablemente crujiente.
En caliente, ahora que es la temporada, hay unos magníficos caracoles, limpios, grandes, con pique justo y que casa con la rubia de manera sublime.
También hay una buena nómina de montaditos, todos a 2,00 euros, jamón serrano, jamón y queso, jamón y roque, carne mechada, caña de lomo, gambas alioli, chorizo picante, melva, morcilla o queso, ingredientes todos que se pueden degustar en tapas o bien en montaditos calientes. Cervecería San Carlos es la parada ideal en el barrio, es difícil resistir pasar por la puerta y no entrar a echar una cervecita, tranquila, sin prisa, mientras por el albero picotea alguna paloma atrevida, apoyados en la barra o sentados en un taburete bajo los naranjos.
Dirección: C/ Andrés Segovia, s/n. 41008 Sevilla
Horario: De 12.00 a 16.00 y de 20.00 a 24.00 horas. Cierra sábados noche.
Precio medio: Tapas entre 1,90 y 2,30 euros.
Copa de vino: Marqués de Villalúa Blanco, 1,30 euros. Rioja Arrios, 1,40 euros
Caña de cerveza: 1,10 euros.
Tinto de verano: 1,10 euros
