Carlos Arenas Posadas es de sobra conocido en los ambientes académicos, habiendo impartido clases en las Facultades de Económicas y Ciencias del Trabajo de la que fue Decano de la Universidad de Sevilla. Como escritor, en cambio, solo se le conocía ahora por un título, Las sierpes. Memorias de un periodista republicano, producto de sus estudios históricos. Tal vez por eso no sorprenda demasiado que haya vuelto a mirar hacia el pasado para su debut como novelista, Cerca suena una descarga, que acaba de ver la luz en el sello Anantes.
Carlos Arenas Posadas parte de una base histórica para dar forma a un relato negrocriminal. / Foto: El Correo
«Esta nueva obra está contextualizada en los años 60, de hecho termina un poco antes de la Transición, y en una ciudad andaluza que puede ser Sevilla, aunque algunos capítulos nos trasladan a otros escenarios de la Guerra Civil y la Posguerra», comenta el autor. «Sin embargo, aunque el trasfondo histórico está documentado, hay más ficción que en Las sierpes. Creo que me ha quedado una novela policíaco-política, en la que aparecen personajes reales comoFranco o Díaz Criado, pero son secundarios».
La trama de Cerca suena una descarga gira en torno a una venganza. Uno de los personajes centrales, «una chica joven y bien parecida, psiquiatra de profesión», según Arenas, descubre por casualidad una fotografía en la que siete hombres con uniforme de Falange posan junto a un fusilado. Ahí va a descubrir que su padre murió en el paredón, pero todavía no podrá sospechar la cadena de crímenes, disfrazados de suicidio o accidente, que va a desatarse en relación con esa fotografía.
Por otra parte, un policía de la secreta, «con una mitología muy cinematográfica, obsesionado con parecerse a Marlo Brando», va a enamorarse de ella y a asomarse al misterio que rodea a las citadas muertes. «Es una novela muy coral, hay muchos personajes y cada uno tiene su historia, pero ninguno es demasiado principal», afirma el escritor.
Como se puede suponer, bajo la trama negrocriminal subyace una clara reivindicación de la memoria histórica. «Siempre he pensado que está muy bien exhumar los cadáveres y consolar a las víctimas, pero queda una tarea pendiente, y es condenar a los criminales, a todos aquellos espontáneos asesinos del 36 que operaban por su cuenta, por venganzas personales. Esa es la razón por la que me he opuesto desde el principio a la Ley de Amnistía. Mi libro es en cierto modo una venganza, pero una venganza de papel. No va más allá», subraya.
Respecto a los lectores que puedan pensar que la memoria histórica amenace con romper algún tipo de equilibrio o armonía social en la España de hoy, Arenas se muestra tajante: «Necesitamos más memoria histórica, porque sobre las tumbas y sobre los crímenes no hay armonía. La habrá cuando se acepte que no hubo una Guerra Civil en Andalucía, ni dos bandos, porque desde el primer momento se supo quién ganaba, y en cambio se practicó una violencia extrema. cuando reluzca la verdad y se reconozca cómo fueron las cosas, se llegará al equilibrio», agrega.
A punto de concluir otro libro, esta vez de Historia económica que, según dice, le ha dejado exhausto tras cuatro años de trabajo, Arenas Posadas ya piensa en el argumento de una futura nueva novela: «En los primeros capítulos de Las sierpes investigué un poco sobre la guerra del Rif, y creo que por ahí irán los tiros. Es interesante el episodio en que aparece asesinado un coronel bastante progresista, sospecho que a manos de quienes no querían ningún tipo de conciliación con el moro, la Legión y quienes querían hacer carrera. Ya estaban ahí los bandos que se enfrentarían en la Guerra Civil».
