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La necesidad, el hambre y el Betis

El Real Betis, que ha firmado una campaña impoluta en su retorno a Primera, fue doblegado por un Sporting que sólo creyó en el milagro cuando el Sevilla disecó al Rayo.

el 05 may 2012 / 23:09 h.

Los jugadores del Sporting celebran el 2-1 de Sangoy.

En el fútbol, la urgencia suele ser más eficaz que la calidad cuando el hambre afila su guadaña. El Real Betis, que ha firmado una campaña impoluta en su retorno a Primera, fue devorado por un Sporting que sólo creyó en el milagro cuando el Sevilla disecó al Rayo Vallecano más flaco y enclenque de los últimos meses. 

La Liga Europa fue un gratificante aliciente mientras el rival no necesitó los puntos para saciar su sed. El 31 de mayo de 2009, el conjunto del Villamarín, entonces a las órdenes de Josep María Nogués, firmaba su descenso a Segunda con unas agónicas tablas en La Palmera ante el Real Valladolid. Aquel día luchaban por escapar del precipicio Betis, Valladolid, Osasuna, Getafe y Sporting, que se libró del caos pese a estar virtualmente en la categoría de plata 42 minutos.

Aquel Betis de José León y Ruiz de Lopera, Real y Balompié hasta en la Década Ominosa, fue enterrado en el ideario colectivo gracias a una jueza que ha reportado paz, calma y sosiego a los despachos del Villamarín, y a un proyecto deportivo trazado con la sensatez de un grupo de currantes que renovaron sus pasaportes para buscar a los futuros talentos allende la A-92. El Sporting ganó en un ejercicio práctico de aliento colectivo.

El Molinón y el relax heliopolitano, más discreto y elegante que en el bochorno de Mestalla, fueron sus aliados ideales para afrontar la última jornada con opciones de salvación. Remotas, pero opciones. Y el Betis, que fue capaz de recobrar la confianza de su entorno, cerrará la Liga ante el Barça de Messi y Guardiola sin más urgencias que la de apropiarse de una taquilla digna de Europa.

Tres años después de aquella cruel tarde de transistores y corazones rotos, el cuadro heliopolitano firmará el desenlace del torneo doméstico con un once plagado de canteranos y sin rostros desencajados en una grada habituada al sufrimiento. Nono fue el quinto integrante de la fábrica en estrenarse en la máxima a las órdenes de Mel. El milagro del pan y los peces continúa surtiendo efecto en Los Bermejales. Sin dinero y con ingenio. Productos made in Betis.

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