La organización del certamen de Eurovisión, que comparte la televisión noruega NRK y la EBU (European Broadcasting Union), obligó hace días a las 39 delegaciones participantes a tener un plan alternativo para llegar a Oslo, en una edición en la que España apuesta por Algo pequeñito, de Daniel Diges.
Pero entre los eurofans hay este año dos clases: los que están ya en Oslo porque para ellos Eurovisión empieza el día de la Welcome Part -el pasado sábado- y los que están temiendo que, por haber ajustado sus vuelos a la final -que se celebrará el 29-, puedan perderse el que es para ellos el acontecimiento del año.
"Seguimos, por supuesto en España, barajando incluso la posibilidad de viajar por carretera, aunque apuraremos al máximo para poder volar a Oslo", escribe un eurofan en uno de los foros más visitados.
Oslo, capital que no llega a los 600.000 habitantes, ha vivido hasta el último momento el peligro de una huelga de transportes, pero superado el escollo, sus residentes ya están volcados en este certamen.