Economía

«La reforma no es gratuidad del despido; no limpiará las plantillas»

El catedrático de Derecho del Trabajo Miguel Rodríguez Piñero-Royo cree que la reforma laboral sí creará empleo y considera un error para las pensiones «despedir a los viejos para que trabajen los jóvenes».

el 13 jun 2010 / 20:06 h.

Miguel Rodríguez Piñero estima que los cambios en el mercado de trabajo no dejarán desamparados a los trabajadores.

-Hace un año el Gobierno decía no a la reforma laboral y un año después sí. ¿Era necesaria entonces y ahora o sólo ahora?

-La reforma se discute desde hace tiempo y, de hecho, una de las primeras actuaciones del Gobierno fue la de iniciar el proceso de diálogo social. En una época de bonanza económica, los cambios que se hicieron en 2005 iban orientados a evitar la precarización en el mercado de trabajo, resolver el desempleo de ciertos colectivos... Sin embargo, a partir de la crisis, las prioridades han cambiado: crecimiento económico y competitividad de las empresas.

-¿Qué cambios cree que son realmente necesarios?

-Medidas fuertes y sanciones severas para evitar el abuso en la rotación temporal, mayor flexibilidad interna en la empresa, en lo que se refiere a la movilidad funcional y geográfica y a la asignación de tareas, y la reordenación del despido, puesto que está funcionando realmente mal.

-¿Porque es muy caro?

-El despido se ha hecho caro. Tenemos un sistema de despido por causas justas con un coste razonable y que está en la media de los países europeos (20 días por año trabajado), y otro sin causas objetivas o improcedente que es muy caro (45). El sistema es razonable, pero no funciona. El despido por causas económicas no es operativo por un problema de indefinición legal, de ahí que se esté acudiendo al despido caro al ajustar plantillas. Los errores de la ley hacen que, al final, los jueces tengan que interpretarla y, en vez de ser el empresario, son ellos quienes deciden cuándo el despido es procedente o improcedente.

-Pero al final se interpreta como una mayor desprotección para los trabajadores...

-En este país siempre ha habido esa creencia de que cuanta mayor flexibilidad, menos derechos de los trabajadores. Si aplicamos esa idea, nunca habrá reforma porque lo que necesitamos es mayor flexibilidad. Lo que hay que buscar es un sistema de contraprestación: garantías judiciales suficientes y medidas que fomenten el empleo y la formación. Así se revierte esa lógica.

-Pero lo que falla en este país precisamente es el empleo...

-Siempre hemos pensado en medidas para el mercado de trabajo, con ayudas a las empresas, formación y mejora de los servicios públicos de empleo. No. Tenemos que fomentar la actividad económica, con ayudas a las empresas y a los sectores estratégicos, y aquí incluyo el concepto de la economía sostenible, para que tiren del empleo.

-¿Cree que las empresas utilizarán esa reforma laboral para limpiar sus plantillas?

-Despedirán cuando lo necesiten, no para aprovechar la ocasión. La reforma no es gratuidad en el despido. El problema actual de las empresas es la liquidez. Durante mucho tiempo invertían sus beneficios para aligerar plantilla, ahora eso es imposible. Y yo creo que el gran ajuste ya se ha hecho.

-¿Y se creará empleo?

-Sí. El que la negociación haya sido tan larga ha propiciado que las empresas hayan retrasado la contratación con la perspectiva, ya anunciada, de que el despido iba a ser más barato. Estoy convencido, además, de que muchas empresas son reacias a contratar por el coste del despido. Éste no tiene por qué ser una locura, sino algo normal.

-¿En los últimos años se ha abusado de las prejubilaciones?

-Sí, y de la manera más suicida e injusta, pues regalamos el dinero de la Seguridad Social a empresas que tenían beneficios y se expulsó del mercado laboral a trabajadores a una edad temprana, reduciendo a la larga sus prestaciones y nivel de vida. Existieron, además, diferencias entre sectores y entre empresas, con prejubilaciones de oro y de pobres. Si despides a un trabajador mayor, no lo expulsas de un puesto, sino del mercado. Si lo haces con uno de 25 años, éste no pierde la oportunidad de seguir trabajando. Sindicatos y empresas no lo han entendido.

-¿Qué cambios son necesarios para la sostenibilidad del sistema de pensiones?

-Retrasar la edad de jubilación es imprescindible. Primero tenemos que lograr que la gente se jubile a la edad de jubilación, y en los ERE conseguir que se queden los trabajadores de más edad y se vayan los jóvenes. Con un retraso pequeño de la edad de jubilación, dos años, el impacto en las finanzas es tremendo. Es una decisión que hay que tomarla ya.

-¿Y además de esa medida?

-Hay dos alternativas: o cotizar más años o cobrar menos. Con las pensiones actuales, no precisamente maravillosas, creo que se debería ir hacia la primera, desprendiéndonos de esa cultura de que para que trabajen los jóvenes hay que despedir a los viejos. No es política, es matemáticas. Cuando yo y los de mi generación seamos viejos, cobraremos una pensión de pobre tras romperse la pirámide demográfica.

«Sobran carreras si no tienen aplicación»

-¿Hay que fomentar más los planes de pensiones privados?

-Son un elemento indispensable del sistema, pero no una excusa para bajar las pensiones públicas. En España hay mucha gente que, por su nivel de renta, no puede aportar a un plan de pensiones. -¿Caminamos hacia un sistema mixto?-Sí. Ya lo tenemos, pero los trabajadores no se lo han creído y las empresas tampoco. Los planes de pensiones deberían ser sobre todo de empresa, son los que hay que potenciar.

-Educación. De cara a la economía sostenible, ¿las nuevas generaciones salen mejor, peor o igual preparadas que antes?

-Cada generación cree que la posterior a la suya sale peor preparada, pero eso es injusto valorarlo así. Existen grandes recursos y excelentes profesionales, aunque las decisiones no siempre son sensibles a las demandas sociales al ser un sistema educativo, en especial en la universidad, muy autónomo, donde las grandes decisiones se toman desde dentro.

-Pero antes se decía que la universidad no debía orientarse al mercado de trabajo, sino ofrecer formación general.

-Es un error. Una formación básica sin perspectiva aplicativa no es completa.

-¿Sobran carreras?

-Sobran porque en muchos casos la oferta de carreras se ha hecho teniendo en cuenta la propia dinámica interna de la universidad y a medida de los profesores, no a partir de la demanda social.

-¿Sobran universidades?

-Sobran porque en algunos sitios, no en Andalucía, existe una acumulación excesiva de universidades, pero más que sobrar lo que hay que hacer es sacarle partido a las que hay. Una universidad provincial, el modelo de Andalucía, tiene que cumplir una misión en la provincia en que está, un motor para su economía, cultura y conocimiento, estar abierta a toda la provincia y no sólo a los universitarios.

-Eso es transferencia.

-Es generación y transferencia de conocimiento.

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