Israel ha dado un paso más en su invasión de la franja de Gaza con una segunda fase denominada Arrancar de raíz. La operación militar, que buscar terminar con Hamás y su infraestructura, está castigando duramente a la población civil. Palestina lleva 500 bajas; Israel, 1.
Al menos 23 palestinos, todos ellos aparentemente civiles, murieron en distintos bombardeos israelíes en la franja de Gaza, mientras varios líderes europeos llegan a la región para tratar de arrancar una tregua. 13 personas murieron en el barrio de Zeitún, en el sur de la ciudad de Gaza, que se encuentra "parcialmente cercada", según aseguró el ministro de Defensa, Ehud Barak. Su casa fue bombardeada durante una incursión desde el antiguo asentamiento de Netsarim, a tres kilómetros de la capital de la franja y donde se han asentado las tropas del Estado judío.
Otros siete miembros de la misma familia murieron cuando su vivienda en el campo de refugiados de Shati fue alcanzada por un proyectil lanzado por un buque de guerra israelí desde la costa mediterránea de Gaza, agregó. Además, otros tres civiles perdieron la vida en un bombardeo en el poblado de Beit Hanún, en el norte de la franja de Gaza, según Hasanein.
En total, más de 70 palestinos han muerto desde que el Ejército hebreo invadió Gaza el pasado sábado en el marco de la operación Plomo Fundido, que busca "propinar un severo golpe" a Hamás, según los portavoces militares. Las fuerzas israelíes han dividido Gaza en tres para evitar que las milicias palestinas reciban refuerzos, lo que impide el libre movimiento dentro del territorio a su millón y medio de habitantes.
Los soldados israelíes han mantenido varios intercambios de fuego con milicianos desde que entraron en Gaza, principalmente en el este de la ciudad. Pese a la invasión, los grupos armados de Gaza lograron lanzar ayer ocho cohetes contra el Estado judío, aunque el número es menor que antes de la incursión. Por su parte, la organización Save the Children advirtió ayer de que miles de niños y bebés en Gaza sufren un serio riesgo de hipotermia por la falta de combustible, la necesidad de tener abiertas las ventanas de los edificios para evitar el impacto de los cristales y los efectos de una prolongada malnutrición.
Esta ONG señaló que "las frías temperaturas y el corte del suministro de electricidad en Gaza están amenazando las vidas de recién nacidos, las víctimas más vulnerables que están en medio del conflicto entre Israel y Hamás". La mayoría de las casas y hospitales en la ciudad de Gaza, donde las temperaturas por la noche están en torno a los cero grados centígrados, carecen de los servicios de electricidad y calefacción, aseguró Save the Children.