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La Universidad sacrifica su proyecto del Prado y ubica la biblioteca en Eritaña

El rector afirma que "el proyecto cultural para el Prado queda en  manos del Ayuntamiento, que tiene siempre la potestad para modificar  el PGOU".

el 20 mar 2012 / 12:31 h.

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Desde hace años, el esqueleto de lo que podría haber sido la biblioteca del Prado 'decora' los jardines.
Aguantó el ataqué por tierra, mar y aire. No dio ni una pista de qué haría con el proyecto de la biblioteca del Prado durante la campaña electoral. Hasta hoy, y ante el Consejo de Gobierno, el máximo órgano de la Universidad tras el Claustro. La primera decisión como flamante rector de la Universidad de Sevilla de Antonio Ramírez de Arellano, hasta hace una semanas vicerrector de Infraestructuras, ha sido la de sacrificar el macro proyecto cultural de los jardines del Prado por una modesta biblioteca central en lo que iba a ser la sede de la Fundación universitaria en Eritaña, entre los pabellones del 29 de Brasil y México, en el pulmón verde del Parque de María Luisa. Este enclave no ha estado exento de polémica también. El Ayuntamiento y la Universidad han tenido que acordar un "reajuste" del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para evitar la invasión del ladrillo en un espacio verde protegido. El proyecto de la Fundación ya cuenta con la licencia municipal oportuna y, con este aval técnico, la Universidad de Sevilla ha podido dar el paso. Se conforma de hecho con reducir el proyecto de la biblioteca del Prado a la mitad. Porque de los 5.000 metros cuadrados con los que iba a contar el proyecto diseñado por la arquitecta Zaha Hadid se pasará a justo la mitad, y de la arquitectura de vanguardia y llamada a ser un símbolo de la ciudad, a un boceto discreto.

"Resolvemos un problema académico que teníamos, porque al no poder continuar con la biblioteca en el Prado, la rehabilitación de la Fábrica de Tabacos y todo el proyecto de reordenación de espacios allí los teníamos parado. Estábamos constreñidos. Esto era imperioso". Por "esto" las fuentes académicas consultadas aluden a buscar una salida lo más airosa posible al proyecto de construir una biblioteca central de la Universidad de Sevilla. Los daños colaterales en lo académico son menores, perfectamente asumibles. La Fundación se queda sin edificio propio, repartida entre el pabellón de Brasil, donde actualmente está, y el futuro edificio de transferencia tecnológica que se está terminando en la plaza sony de la isla de la Cartuja.

Lo que queda por resolver, y no es una cuestión menor, es el futuro del esqueleto de hierros que desde hace dos años decora el Prado de San Sebastián. Los vecinos reclamaron en los tribunales la ejecución de la sentencia del Supremo que paralizó los trabajos. Pidieron que en un mes, el parque recuperara su aspecto anterior. La Universidad ha presentado alegaciones cuyo espíritu puede resumirse en que el marrón está ahora en el tejado del Ayuntamiento. En sus manos está si aprovechar o no parte de la inversión pública que se ha hecho en el solar. Ya negro sobre blanco, la Universidad propone al alcalde Juan Ignacio Zoido que dé uso al aparcamiento proyectado porque este es "perfectamente compatible" con la zona verde. El Ayuntamiento, según las fuentes académicas consultadas, conocía los nuevos planes de la Universidad de trasladar la biblioteca central a Eritaña.

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