La afición del Real Betis es, sin duda alguna, una de las más peculiares del globo. Ayer protagonizó un nuevo capítulo de fidelidad a un equipo que no dependerá única y exclusivamente de su resultado para ascender a Primera División.
Cansada de una campaña plagada de sinsabores, una multitud se congregó ayer en las taquillas del Ruiz de Lopera para devorar las 3.000 localidades para abonados que se habían depositado en venta libre 48 horas antes del decisivo encuentro ante el Levante de Luis García Plaza.
Así, serán más de 55.000 espectadores los que abarroten el coliseo heliopolitano, con capacidad para 56.432 aficionados y que reservará la habitual zona de seguridad para los hinchas visitantes, que viajarán en un número cercano a los 50 individuos.
Será el tercer lleno de la temporada, ya que ante Real Sociedad, entonces líder, y Numancia los aficionados coparon todos los asientos del recinto de La Palmera. Desde hoy se pondrán en taquilla a la venta las entradas destinadas al público en general y las que se reservan por temas de seguridad.
Socios sin entrada
Apenas se habían sobrepasado unos minutos de las siete de la tarde cuando las taquillas del Ruiz de Lopera colgaron el cartel de "agotadas las entradas de abonados". Pese a todo, al cierre de oficinas aún quedaban apostados numerosos aficionados para adquirir un billete.