Cultura

Los amigos de Chano Lobato tomaron el Patio de Diputación

La noche del miércoles, el Patio de la Diputación sirvió de marco para recordar al genial cantaor gaditano.

el 13 may 2010 / 19:52 h.

Al año de su muerte, algunos amigos del artista gaditano han decidido crear la Asociación Amigos de Chano Lobato, para lo que han contado con la colaboración de la Diputación Provincial de Sevilla. En el hermoso patio de su sede social se celebró el miércoles un festival para presentar esta entidad.

El concierto contó con una gran asistencia de público, puesto que la Diputación se encargó de asegurar la presencia de muchas peñas de Sevilla, algo no visto hasta ahora. De no haber sido por ese esfuerzo, y la colaboración de la Federación de Peñas de Sevilla, Chano se hubiera visto solo porque apenas hubo publicidad del evento.

De hecho, estuve en el festival invitado por la Federación de Peñas y logré entrar con una invitación de la Peña El Chozas. Por eso me sorprendió que Fernando Yélamo Navarro, el presidente de esta asociación, agradeciera los apoyos de todo el mundo y no nombrara para nada a la Federación ni a las más de 40 peñas que se desplazaron desde distintos pueblos para recordar a Chano.

Esta nueva asociación repartió entre los asistentes unas solicitudes para captar socios, porque la idea es que se consolide y crear un premio con el nombre de Chano, becas para jóvenes y, sobre todo, llevar a cabo diferentes actividades.

Por lo que escuchamos allí, el proyecto no pareció entusiasmar mucho porque Chano Lobato no fue una figura a la que haga falta perpetuar con una asociación de este tipo, sino un sencillo cantaor de Cádiz que vivió toda su vida de cantar y de tocar las palmas. Y nada más. Él se encargó de ser como era para que nadie lo olvidara nunca, algo que sabemos que no va a ocurrir.

Tras un emotivo discurso de apertura del escritor gaditano Juan José Téllez y una eufórica charla de Fernando Yélamo, se dio paso al arte de lo jondo, que disfrutamos sólo en momentos muy determinados.

Nos encantó el cantaor Nano de Jerez por bulerías y tangos, con pataíta incluida y un maestro del toque ayudándole, Eduardo Rebollar. Estuvo genial Felipe Scapachini, cantaor de Cádiz que conserva como nadie la escuela de la Tacita de Plata, recordando mucho a Aurelio en la manera de colocar la voz y de cuadrar los tercios de alegrías y soleares.

Descubrimos lo bien que se conserva la bailaora sevillana María del Mar Berlanga, a la que hacía años que no veíamos bailar. Nos maravilló por alegrías el veterano Romerito de Jerez, al que el mundo del flamenco ha olvidado por completo, siendo toda una institución a sus 78 años.

Magnífico su sonido y esa buena forma que sólo puede mostrar quien se cuida. Su hijo Antonio lo acompañó de maravilla, porque sabe hacerlo muy bien. Como lo sabe hacer Antonio Carrión, quien acompañó a una fenómena: Mariana Cornejo.

La bailaora Yolanda Lorenzo puso broche a una velada entretenida que sirvió para recordar a aquel sevillano de Cádiz que nos enamoró no sólo con su cante corto y preñado de matices, sino con su forma de narrar la parte amable de la vida. Ni su mujer ni su hijo pudieron estar presentes. Una lástima.

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