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"Los chavales no saben lo importante que es estudiar"

Salvadora Marín es una del medio centenar de universitarios mayores de 40 años que quieren cumplir un sueño y mejorar en su carrera profesional.

el 22 dic 2014 / 17:28 h.

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10/12/2014  reportaje a dori marin de la fundacion progreso y salud Salvadora Marín, en su puesto de trabajo. Foto: Manuel Gómez Salvadora Marín Tomé tiene 43 años, trabaja en la Fundación Progreso y Salud y estudia Trabajo Social en la Universidad Pablo de Olavide. Ella es una del medio centenar de estudiantes mayores de 40 años que han entrado en las aulas sevillanas (tanto de la Olavide como de la Hispalense) gracias al cupo especial reservado por el Gobierno en el curso 2009/2010 para este colectivo. «Tuve que dejar los estudios para ayudar en casa», comienza a recordar Salvadora al otro lado del teléfono. «Éramos muchos y mi padre estaba parado», cuenta esta mujer que el año pasado tomó una decisión aplazada durante demasiado tiempo. «Me dije: o me planto y me matriculo o no lo hago». Hoy, Salvadora (Dori para la familia y amigos), que trabaja en la recepción de la Fundación Progreso y Salud de la Junta de Andalucía, es una estudiante más del grado de Trabajo Social. No era su vocación en principio. «Yo quería ser enfermera militar, pero ni tuve nota ni daba la talla que pedían». Pero hace unos cuatro años, «empezó a interesarme Trabajo Social porque lo veía como una manera de abrir camino a niños y mujeres con necesidades». De hecho, Salvadora tiene en mente otro sueño por cumplir: «Quiero montar una asociación de mujeres porque hay muchas cosas que hacer por ellas». Elodia Hernández, vicerrectora de Estudiantes de la Olavide, asegura que estos alumnos mayores de 40 años «animan el aula y contribuyen a hacer unas clases más maduras». Elodia, que también da clases a estudiantes ya talluditos, reconoce que entran en la Universidad con «inseguridades», pero en ningún caso con falta de motivación. «Su primer miedo es el de estar muy oxidados. Hace mucho tiempo que no estudian y creen que no van a ser capaces. Pero se ponen las pilas rápidamente». La vicerrectora de Estudiantes reconoce, no sin cierta guasa, que los alumnos de su quinta «me entienden cuando hablo de cosas de hace años que los alumnos más jóvenes no han ni conocido». Con tasas de paro entre los jóvenes que superan el 40 por ciento y con estudiantes universitarios que, en algunas carreras, se las ven y desean para encontrar un primer empleo, Salvadora no deja ni terminar la pregunta: ¿Sigue siendo importante estudiar una carrera universitaria? «¡Síííí, claro que sí! Un estudio abre muchas puertas». ¿Y ellos son conscientes de esa importancia? Sobre esto, Salvadora también tiene clara la réplica: «Los jóvenes estudian por hacer algo, porque no tienen nada más pero no saben lo importante que es. Lo hacen sin motivación». El cupo para estudiantes mayores de 40 años se instauró en el curso 2009/2010. Los primeros años fueron los de la novedad, registrándose en el caso de la Universidad de Sevilla 81, 99 y 75 matriculados en 2010, 2011 y 2012, respectivamente. En el caso de la Olavide, las matriculaciones empezaron con 18 estudiantes en 2010 para pasar después a 29 y 26 en 2011 y 2012, respectivamente. En 2014, la Universidad de Sevilla contó con 52 estudiantes mayores de 40 y la Olavide, con una decena.

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