Cultura

Miguel Ángel Soler, notario de las espadañas sevillanas

El aparejador las ha contado y estudiado en un libro. Durante su trabajo de campo ha localizado 172 en Sevilla capital, y 500 más en el resto de la provincia.

el 14 may 2010 / 19:35 h.

¿A quién le importan las espadañas? Pues a Miguel Ángel Soler Vázquez, un aparejador ya jubilado que, precisamente por esto, por tener tiempo libre, ha podido al fin saldar su asignatura pendiente desde hace lo menos dos décadas: concluir su estudio sobre estos remates ornamentales tan recurrentes en iglesias, cortijos, conventos y demás edificios monumentales e históricos.

Su desvelo por el asunto comenzó como un simple juego fotográfico de fin de semana scout con su hijo. En Sanlúcar la Mayor le dio por contar y fotografiar las espadañas -"¡18 en un pueblo de menos de 15.000 habitantes!"- y, desde entonces, la cosa fue a mayores. Tanto que ha dedicado cinco años, ahí es nada, a andurrear toda la provincia -pedanías incluidas- para hacer acopio de espadañas.

"Fruto de ello puedo decir que, sólo en Sevilla, he documentado 172, y unas 500 más en el resto de la provincia", señaló ayer ilusionado en la Feria del Libro durante la presentación del primero de sus premios a tanta dedicación: la publicación del libro Las espadañas de Sevilla, coeditado por la Diputación Provincial y la Fundación Aparejadores.
A éste le seguirá, anunció, un segundo con las 500 del resto de la provincia, por supuesto después del pertinente trabajo de documentación, contextualización y demás, a lo que se está dedicando desde su jubilación.

Preguntado sobre si hay más bibliografía, responde que, que le conste, sólo existe un libro de Calderón Quijano "que a fines de los 90 documentaba 103". Él ha dado con algunas más, y probablemente haya alguna que otra por descubrir, porque aunque parezca mentira, se ha topado con no pocas reticencias en su trabajo de campo.

"De entre todas las espadañas que he fotografiado, me quedo con la de la Catedral, que no estaba documentada hasta ahora porque no es fácil verla desde abajo. Le tengo un cariño...", relata orgulloso.

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