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Ni palo al agua

No es por sugerirle a nadie lo que ha de hacer, pero eso de que Sevilla tenga una romántica laguna con forma de río y que el Día de los Enamorados esté al caer debería bastar para que los tortolitos, dispuestos como siempre a celebrar su amor, fuesen dándole vueltas ya a una o dos ideas...

el 15 sep 2009 / 22:33 h.

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No es por sugerirle a nadie lo que ha de hacer, pero eso de que Sevilla tenga una romántica laguna con forma de río y que el Día de los Enamorados esté al caer debería bastar para que los tortolitos, dispuestos como siempre a celebrar su amor, fuesen dándole vueltas ya a una o dos ideas. Algo tendrá la dársena cuando le han dedicado tantas sevillanas. Y vaya si tiene: por un lado, todo cuanto se puede hacer allí gratis (tire millas la imaginación de cada cual); por otro, lo que cuesta dinero pero merece la pena.

Tanto en una como en otra margen existen diversas posibilidades, dependiendo de lo que se busque. Una idea sería, por ejemplo, hacer un crucero, aunque no por el Mediterráneo sino por los alrededores, que es más baratito y más improvisable. Se puede hacer en uno de los buques de la compañía Cruceros Torre del Oro. Por 15 euros se da uno una vueltecita ampliamente comentada, de una hora de duración, a través de la Sevilla moderna, la clásica y la monumental. Vamos, de lo que se ve desde el agua. Con salidas diarias cada hora en invierno y cada media hora en verano, son "normalmente los extranjeros quienes se acercan, aunque en verano hacemos un crucero a Sanlúcar donde se apuntan muchos sevillanos", asegura Francisco, uno de los vendedores de entradas.

Está también la versión barata del crucero: Pedalquivir, un bar metido en este brazo muerto de agua, en los bajos de Marqués de Contadero. Lo habrán visto al pasar por allí, aunque no son muchos los que se han parado a tomar algo. Pues además de beber y comer, otra de las actividades que ofrece este lugar es la de alquilar canoas, botes de remo, hidropedales y hasta un barco con motor. Con precios que oscilan entre los 10 y 35 euros, dependiendo de lo que escojan, pueden disfrutar de una hora de diversión que hará que muchos se figuren que están en cualquier playa en un día de verano. Sobre todo si no llueve.

¿Qué sentido tiene pedalear cual orate si luego no hay un buen tentempié que lo compense? puede ir a buscarlo a la calle Betis. Italianos, sabores del Oriente Medio, pescaíto frito, helados, cafés, carne o combinados, son sólo algunas de las posibilidades para elegir. Por ejemplo, para una cenita romántica está el restaurante Abades (llámenlo amor, llámenlo terrina de pulpo con pistachos y papas aliñadas por 10 euros o un bacalao con polvo de quicos y pisto agridulce por 23,50). Si se decantan por los frutos del mar, una opción es La Taberna del Pescador, con medias raciones por 10 euros de acedías, pijotas o salmonetes, con una parada antes en La Cucaña, una cervecería-champañería de lo más conocida o La Tertulia, donde quien manda es el vino.

Tras la comida, llega la hora del café: T de Triana, Malabar o Vogart the Club son agradables y con buen ambiente, esperando que llegue la noche para disfrutar de la vida nocturna de la ciudad, donde flamenco, reggaeton, house y pop suenan por los locales de moda: Sala Boss, Río Latino, Al Alba, Lo Nuestro, Big Ben, Garage, Alambique... Ahora, mírese la cartera y elija si quiere.

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